La pequeña factoría de Conner Avenue, en Detroit, se ha quedado en silencio. El último Dodge Viper ha salido de la línea de producción y el jefe de Diseño de FCA, Ralph Gilles, viajó a la planta para documentarlo y dar el último adiós a la mítica víbora.
Las nuevas normas federales de seguridad requieren que los vehículos estén equipados con airbags de cortina laterales, y tal y como explicó Gilles, en el Viper este dispositivo no encaja. Además, las cifras de ventas no han sido las esperadas; la producción de las últimas unidades, todas de series especiales y ya vendidas, se acabó.
Fabricando víboras artesanalmente desde 1995
Ya se sabía desde hace tiempo. En 2015 fue un rumor, a principios de 2016 ya tuvimos la confirmación y hace cosa de un mes ya podíamos entrar en detalles acerca del cierre de esta fábrica.
La fábrica abrió sus puertas en 1966, cuando pertenecía a la empresa Champion Spark Plugs y donde se fabricaban bujías. En 1995, Chrysler compró el lugar para la fabricación del Dodge Viper.
Durante más de 25 años, la factoría de Conner fue el hogar de nacimiento de los Dodge Viper (salvo de 2010 a 2012, donde no hubo Viper) y del Plymouth Prowler. Con su cierre, FCA pierde una factoría especializada en las pequeñas series artesanales, realizadas principalmente a mano.
El año pasado se vendieron apenas 630 unidades del Dodge Viper y en sus últimos tiempos, tan sólo 80 personas fabricaban el Viper de forma artesanal, haciendo de la factoría de Conner Avenue la más pequeña del grupo FCA. Con ello se cierra una página de la historia de la automoción, en una fábrica que ha sacado únicamente modelos muy especiales.
Y es que el CEO de FCA, Sergio Marchionne, ya se sinceró en 2016: el Viper no es rentable y las cuentas no salen como mantener el coche actual sin perder dinero.
Gilles explicó en su cuenta de Instagram que el último Viper amarillo fue comprado por un amigo suyo y que el modelo permanecerá con la compañía en la colección patrimonial.
Por la puerta grande
Pero el Viper se ha ido por la puerta grande con su intento de récord en Nürburgring. El mes pasado, en un primer ensayo, el Dodge Viper GTS-R (un ACR con decoración especial) se marcó un 7'03''45 en una tanda abierta al público, postulándose como el coche de producción americana más rápido en el Infierno Verde.
Y todo gracias a los fans.