El efecto pluma, o por qué el precio de los combustibles no baja al mismo ritmo que el petróleo

El precio de la gasolina y el diésel lleva experimentado una subida progresiva desde antes de la invasión de Rusia a Ucrania, y ni siquiera después de que la materia prima bajara en el mercado de futuros hemos visto una bajada significativa del precio de los carburantes.

Aquí es donde entra en juego el efecto pluma que el consumidor siempre paga: ¿qué es?

Un estancamiento de los precios

El análisis de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia refleja que en enero de 2022, el PVP promedio en Península y Baleares de la gasolina 95 aumentó, tras el descenso del mes anterior, situándose en 1,519 euros el litro (3,25 céntimos por litro más).

Continúan superándose los valores más altos de los últimos años, explica el organismo, mientras que el PVP promedio en Península y Baleares del gasóleo A aumentó 4,30 céntimos por litro, situándose en 1,398 euros por litro.

Se alcanzaron magnitudes similares a las registradas en septiembre de 2013, demostrando que el conflicto entre Rusia y Ucrania no fue el detonante de la creciente subida de los combustibles.

Gráfico: www.dieselogasolina.com

Actualmente, los precios del diésel y la gasolina se han estancado, y la seguimos pagando casi al mismo precio que el 10 de marzo, cuando se alcanzaron los 2 euros el litro en el caso de la gasolina, con el diésel casi igualado.

El día 16 de marzo, el mercado del crudo hizo gala de su volatilidad y los futuros del barril de Brent bajaron por debajo de la barrera de los 100 dólares. Unos temores que luego se reconocieron demasiado exagerados habían disparado el precio, para luego hundirlo un 22%.

Pero no se notó en los surtidores.

El efecto pluma

Uno de los factores que explican las asimetrías de precios minoristas ante cambios en los costes de cotización del barril de crudo, o por qué el consumidor no nota las bajadas de la materia prima, es el denominado efecto cohete y el efecto pluma.

En el primer caso, cuando sube el coste de la materia prima en momentos de incertidumbre, se transmite rápidamente al precio minorista aunque no hayan comprado el petróleo a precios altos aún. Por ello hablamos de un mercado de futuros.

En el segundo caso, si llegan a bajar los precios que pagan los consumidores, lo hacen muy lentamente.

Según apunta Juan Luis Jiménez, Doctor en Economía y profesor de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria, el problema radica en la falta de competencia en las estaciones de servicio combinada con:

  • Alta inelasticidad del precio de la demanda (reducimos poco nuestro consumo ante aumentos de precio).
  • Reducida sustituibilidad con otros productos (vehículos de hidrógeno o eléctricos aún se encuentran en fases incipientes de su expansión).
  • Reducida innovación de producto.
  • Alta estabilidad en las cuotas de mercado de las empresas.
  • Elevadas barreras a la entrada (especialmente legales).

La solución, según este experto, es introducir competencia en el mercado (entrada de nuevos operadores, sobre todo low cost).

También activar el papel de la Administración Pública para regular y sancionar aquellas acciones contrarias a la competencia desarrolladas por las empresas participantes.

El precio del diésel, "totalmente disparado"

Hemos hablado con la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEES), que nos explican que la razón de que no estén bajando los precios se debe a que el precio al que compran la gasolina y el diésel depende directamente de la cotización internacional del gasóleo y la gasolina.

"Este ha ido tradicionalmente a la par con el del precio de cotización del barril brent, pero ahora se ha desfasado. En principal problema está en la cotización internacional del diésel, porque está está completamente disparado", explica Nacho Rabadán, director general de CEES.

Respecto a enero de 2021, en marzo de 2022 se ha disparado un 240 %, mientras que el de barril brent lo ha hecho en un 158 %. Esta asimetría en le mercado se debe en parte a que la mayor parte del diésel que importa Europa proviene de Rusia.

Desde la confederación apuntan a un problema con el precio del gasóleo:

"Se están buscando mercados alternativos, pero el problema es que la producción no se está aumentando y otros mercados ya lo tienen asignado. Además no se está haciendo una mayor inversión en la producción y en la explotación debido a que la amenaza de que se van a prohibir los vehículos de combustión", advierte.

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