En lo que llevamos de año, el mercado europeo ha crecido un 7 %, mientras en España las ventas de coches han aumentado un 27 %. El incremento de ventas es superior a la inmensa mayoría de los mercados de Europa, y ha quedado sólo superado por el registrado en República Checa (28,2%) y en Portugal, que lidera el crecimiento en ventas de coches (35%).
La patronal de fabricantes no ha dejado pasar la oportunidad de recordar que esta recuperación del mercado es positiva para España, debido al volumen de negocio que implica para las plantas que tienen su sede en nuestro país. Y en el caso español, es evidente que el Plan PIVE se encuentra en la raíz de estos resultados.
Hasta la fecha, ha sido necesario tirar de las ayudas para impulsar un sector clave para nuestro país. Sin embargo, quizá ha llegado el momento de ir retirando ese empujón, aunque sea de manera paulatina. Las ayudas han permitido que el sector siguiera adelante en tiempos realmente complejos para la economía de España y, aunque esos tiempos no están tan superados como a algunos les gustaría creer, lo cierto es que se acerca el punto de inflexión en el que una ayuda se convierte en un lastre para cualquier industria. Cuanto antes estén claros los números reales del sector, mejor será.
Desde que acabó 2014 con aquellas 855.308 unidades, Anfac ha hecho mayor hincapié si cabe en la necesidad de alcanzar los 1,2 millones que le corresponden a España en teoría. Dando por buena esa cifra, sin embargo, resultaría ilusorio confiar en que el diferencial de 345.000 unidades se tenga que cubrir de forma obligatoria con compras subvencionadas. Por muy rentable que le salga la jugada al Estado, no es sano que los números permanezcan enmascarados por mucho tiempo. Los milagros pueden acabar saliendo caros si este crecimiento no se ha asentado sobre sólidos pilares industriales.
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