"Hay que acabar con las importaciones de petróleo ruso para dejar de financiar la guerra de Putin". Bajo este argumento, un total de 25 ONG europeas han hecho un llamamiento a Bruselas para que se embarguen las importaciones de petróleo y gas procedentes de Rusia.
Mientras tanto, la Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés) ha elaborado un plan de 10 puntos en el que detalla cómo puede reducir la UE su dependencia energética de Rusia.
"Los conductores merecen saber si su gasolinera está financiando la guerra"
En el llamamiento público que se ha hecho a los líderes europeos se apela a la necesidad de introducir un arancel o gravamen sobre las exportaciones rusas de combustibles fósiles antes de un embargo total de las importaciones de combustibles fósiles de Rusia.
También que se detalle el origen de los productos en las estaciones de servicio "para garantizar que los consumidores no financien inadvertidamente al régimen de Putin".
Según datos de Transport & Environment, la UE se gastará este año hasta 85.000 millones de euros en petróleo y gas ruso. Alrededor del 60 % de las exportaciones de petróleo de Rusia van a Europa.
"Los misiles que destruyen las ciudades ucranianas se compran con la gasolina de los automóviles europeos", ha aseverado el director ejecutivo del grupo de presión, William Todts.
También se ha hecho hincapié en la reciente decisión de incluir el gas -y la nuclear- como energía verde, algo que, según las ONG, debería revertirse.
Hasta el momento, el petróleo y el gas no se han incluido en las sanciones económicas, aunque ya hay algunos movimientos por parte de las petroleras.
El gigante estadounidense Exxon Mobil ha anunciado que abandonaría sus operaciones rusas, incluidos los campos de producción de petróleo, siguiendo movimientos similares de las compañías británicas BP y Shell, y la noruega Equinor.
"Desde la primera vez que se cortó el gas a Ucrania, en 2006, la UE debería haber limitado el poder de mercado de Rusia", explica a Motorpasión Gonzalo Escribano, que dirige el Programa Energía y Clima del Real Instituto Elcano y es profesor titular de Política Económica en el Departamento de Economía Aplicada de la UNED.
Incrementar las interconexiones en España y Europa, impulsar las energías renovables y el hidrógeno o buscar nuevas alianzas más allá de Rusia, como puede ser el caso de Argelia, son algunas de las iniciativas que deberían haberse iniciado hace años.
En opinión del experto, si la UE no se pone en acción -algo que cree que debería haber hecho hace 15 años- el invierno que viene volveremos a estar en la misma situación: dependiendo de Rusia.
El plan de la IEA: no renovar los contratos con Gazprom, intensificar el uso de la nuclear...
Desde la IEA consideran que si se implementan las medidas adecuadas este año se podrían reducir las importaciones de gas de Rusia en más de un tercio. Y no son pocas.
Según sus datos, en 2021, la Unión Europea importó un promedio de más de 380 millones de metros cúbicos por día de gas por tubería desde Rusia, y se se entregaron alrededor de 15 millones de metros cúbicos en forma de gas natural licuado.
Así, las 10 medidas que propone la IEA son:
- No firmar nuevos contratos de suministro de gas con Rusia. Los contratos de importación de gas con Gazprom que cubren más de 15 millones de metros cúbicos por año expirarán a fines de 2022, lo que equivale a alrededor del 12 % del suministro de gas de la empresa a la UE en 2021.
- Reemplazar los suministros rusos con gas de fuentes alternativas. La anexión de la península de Crimea en 2014 no fue una señal suficientemente clara de que la UE debía de tener un plan B ante su dependencia de Rusia. Ha tenido que estallar una guerra para abordar la necesidad de usar energías renovables, y de atajar su dependencia.
- Introducir obligaciones mínimas de almacenamiento de gas para mejorar la resiliencia del mercado.
- Acelerar el despliegue de nuevos proyectos eólicos y solares.
- Maximizar la generación a partir de las fuentes gestionables de bajas emisiones existentes: bioenergía y nuclear.
- Promulgar medidas a corto plazo para proteger a los consumidores vulnerables de electricidad de los altos precios.
- Agilizar la sustitución de calderas de gas por bombas de calor.
- Acelerar las mejoras de eficiencia energética en edificios e industria.
- Fomentar una bajada de la temperatura de los termostatos en edificios y hogares.
- Intensificar los esfuerzos para diversificar y descarbonizar las fuentes de flexibilidad del sistema eléctrico.
En Motorpasión | Probamos el BMW iX: un revolucionario BMW eléctrico que escribe un nuevo capítulo en el futuro electrificado de la marca