Las marcas rusas no tenían que estrujarse los sesos para poner nombre a sus coches: utilizaban este curioso sistema soviético que ha estado vigente hasta hace poco
En la Unión Soviética todo estaba regularizado por normas, también los nombres de los coches que producían los fabricantes soviéticos. El Gobierno impuso un sistema para nombrar a todos los vehículos con un código de dígitos.
El sistema de numeración soviética para vehículos fue sencillo durante las primeras décadas, pero se complicó un poco a mediados de los años 70. Lo bueno para los fabricantes es que no tenían que utilizar la imaginación cada vez que lanzaban un nuevo vehículo.
Un sistema estandarizado que debía utilizarse por ley
Desarrollar un coche lleva mucho tiempo. Las marcas tienen que tener en cuenta muchas cosas desde que plantean un nuevo modelo hasta que lo lanzan al mercado, como pensar un nombre.
Aunque no lo parezca, es una tarea muy complicada. Cada marca tiene su propio estilo y el de algunas es muy característico, como el de SEAT, que suele utilizar nombres de localidades españolas en sus coches. Otras recuperan nombres de modelos míticos para coches nuevos que no tienen nada que ver, algunos lo complican tanto que es difícil de entender y ciertos modelos directamente deberían cambiar de nombre.
No es algo que se suela dejar al azar, hay equipos de personas que trabajan duro para dar con el nombre perfecto y el marketing es crucial en este proceso. Lógicamente, ahora es más complicado que antes porque muchos nombres ya están cogidos y, sobre todo, porque las marcas tienen gamas mucho más amplias. Cuando solo había dos coches en el catálogo, era más fácil elegir nombre.
Por supuesto, es algo que depende de cada fabricante: algunos se complican más la vida y otros prefieren hacer las cosas de forma más sencilla. También hay casos en los que la imaginación no es posible, como el de las marcas de la vieja Unión Soviética.
En el año 1945, el Gobierno soviético decidió poner en marcha una norma que exigía identificar a los vehículos que produjesen los fabricantes soviéticos con un sistema estandarizado basado en números.
Este sistema asignaba un rango de números a cada marca y los fabricantes elegían un número de ese rango para nombrar a sus coches. Por ejemplo, GAZ tenía el rango del 1 al 99, ZIL el del 100 al 199, y KAZ el del 600 al 649. Para los autobuses había que elegir un número del 650 al 699 y para los camiones del 700 al 999. Algunos modelos nombrados con este sistema permanecieron en producción hasta principios de los años 2000, como autobús LAZ 695.
Por norma, los fabricantes tenían que ceñirse a este sistema hasta mediados de los años 70, cuando fue sustituido por el sistema soviético moderno de numeración para vehículos.
Este nuevo sistema era un poco más enrevesado que el primero. Cada nombre tenía que componerse de cuatro dígitos, pero podía tener hasta seis; el primer dígito dependía de la cilindrada en el caso de los coches, del peso en el caso de los camiones y de la longitud en el caso de los autobuses. El quinto y el sexto eran opcionales.
Para los coches, el 1 era para modelos de hasta 1.09 litros de cilindrada, el 2 para los que tenían un motor de entre 1.1 y 1.79 litros, el 3 para los que utilizaban mecánicas de entre 1.8 y 3.49 litros y el 4 para los coches con bloques de más de 3.5 litros.
Para los camiones, el 1 estaba reservado para los que pesaban hasta 1.200 kg, el 2 para los que pesaban entre 1.200 kg y 2.000, y así sucesivamente hasta el 7, que se utilizaba para los que pesaban más de 40.000 kg.
En el caso de los autobuses, el primer dígito de su nombre comenzaba en el 2 para los que medían hasta 5 metros de largo, el 3 era para los que tenían una longitud de entre 6,0 metros y 7,5 metros, y así hasta el 6, que era para los que medían más de 16,0 metros de largo.
El segundo dígito del nombre hacía referencia al tipo de vehículo: el 1 para los turismos, el 2 para los autobuses y furgonetas, el 3 para los camiones, el 4 para los camiones con semirremolque, el 5 para los camiones volquete, el 6 para los camiones con remolque, el 7 para las furgonetas, el 8 para vehículos reservados y el 9 para vehículos especiales.
Por último, el tercer y el cuarto dígito hacían referencia al número de modelo que hacía cada fábrica, es decir, al sexto modelo fabricado por una marca determinada o al décimo quinto modelo que se produce en una planta.
Opcionalmente, los fabricantes podían utilizar un quinto dígito para especificar diferentes versiones o modificaciones del mismo modelo. Y podía complicarse todavía más con un sexto dígito para especificar paquetes de opciones.
Con un ejemplo se entiende mejor: el Moskvitch 2140 era un coche con un motor de 1.500 cc, por lo que su primer dígito es el 2, el que utilizaban los turismos de entre 1.100 cc y 1.799 cc. Su segundo dígito, el 1, hacía referencia a que era un coche de pasajeros. Como era el coche número 40 que fabrica Moskvitch, su tercer y cuarto dígito son el 4 y el 0.
Evidentemente, era un sistema muy complicado. En la Unión Soviética, los fabricantes tenían que utilizarlo, pero cuando se exportaba el coche no hacía falta, así que era común que se exportase fuera de la Unión Soviética con otro nombre. Claro que las marcas tampoco se complicaban la vida; por ejemplo, el Moskvitch 2140 del ejemplo anterior se vendía fuera de la Unión Soviética como Moskvitch 1500 porque tenía un motor de 1.500 cc.
Eso sí, en la documentación del vehículo también se reflejaba, en todos los casos, su nombre según el sistema soviético. De manera que el Lada Niva que se podía comprar en España, también se llamaba VAZ 2121, que era como se conocía en la Unión Soviética. Si tienes un Lada Niva, puedes comprobarlo mirando su ficha técnica.
En cualquier caso, sea enrevesado o no, es el sistema que han utilizado las marcas de coches en la Unión Soviética durante años, incluso después de la disolución de la Unión Soviética. Lo que está claro es que ese sistema evitó que los fabricantes dieran rienda suelta a la imaginación, como sucedió con el Mazda Laputa, el Nissan Moco o el Mitsubishi Pajero.
