El ocaso del automóvil en Detroit, en 23 imágenes

La que fuera en su día la cuna del motor en Estados Unidos, Motor City, es ahora una ciudad regida por la incertidumbre. La enorme dependencia del sector del automóvil, la pérdida del 60% de su población desde los años cincuenta, los problemas económicos que esto conlleva y la corrupción política, han convertido Detroit en una auténtica ciudad fantasma, con miles de edificios abandonados, iglesias en ruinas y antiguas fábricas convertidas en galerías de arte callejero.

La mayor ciudad estadounidense hasta la fecha en declararse en bancarrota, que un día fue centro de operaciones de los tres grandes fabricantes de automóviles (Ford, Chrysler y General Motors), es también una de las más peligrosas de todo el país, aunque en ella surgen "brotes verdes" que aportan esperanza. Qué mejor manera de hacernos una idea de lo que es Detroit que a través de fotografías. Vamos a verlas.

El ocaso del automóvil en Detroit, en 23 imágenes ( 23 fotos)

Los años dorados

Durante los años de apogeo de la ciudad del motor, nadie imaginaba lo que depararía el futuro. Detroit fue en las décadas de los cincuenta y sesenta un gran centro económico, sede de los fabricantes más importantes de la industria del automóvil, un sector que daba empleo a uno de cada diez estadounidenses.

Foto: Alden Jewell

Motor City

A día de hoy, y tras el descalabro de la compañía en 2009, General Motors aún conserva su sede central en Detroit, concretamente en el imponente centro Renaissance, un complejo de siete rascacielos desde el que se contempla gran parte de la ciudad y la vecina Windsor, en Canadá. Queda a pie del río Detroit, y muy cerca del Cobo Hall, sede del Salón del Automóvil de Detroit.

Foto: Paul Bica

Contrastes

Pero la realidad de la ciudad es otra bien distinta. Los rascacielos contrastan con miles de edificios abandonados y barrios residenciales en plena decadencia, y tanto la criminalidad como la deuda de la ciudad (más de 18.000 millones de dólares), se han disparado. Desde su época dorada, Detroit ha perdido cerca de 700.000 habitantes, que se dice pronto.

Foto: Angela Anderson-Cobb

Ciudad fantasma

Según la zona y la hora, Detroit puede ser una auténtica ciudad fantasma. De hecho, hay lugares sin presencia policial y con poca presencia humana, en general, aunque sobra basura y restos de todo tipo. Circular por algunos barrios, incluso de día, es un acto de valentía. La pobreza se respira en el ambiente y, según dónde, también la desesperación. Algunas escenas, dignas de película, son la cruda realidad.

Dando uso a lo que hay

En Detroit no es raro ver grandes construcciones en abandono, como rascacielos o centros de ocio. En este caso los residentes de la zona utilizan este viejo teatro como improvisado aparcamiento. Lo que en su día debió ser una espectacular sala, hoy se ha convertido en un "autocine", pero sin cine.

Foto: Bob Jagendorf

La casa de Dios, también abandonada

Y no es que haya una iglesia abandonada, es que hay decenas por toda la ciudad. El enorme éxodo de población provocó que muchos barrios quedaran prácticamente desiertos y solo los que no podían permitirse ir a ningún sitio se quedaron en sus casas. En esta iglesia, de momento, parece que no volverán a escucharse más coros.

Foto: memories-by-mike

Ausencia de vecinos

En muchas zonas residenciales de Detroit hay familias viviendo prácticamente en soledad. A su alrededor cientos de casas vacías, muchas embargadas, con puertas y ventanas tapiadas, cristales rotos y un deterioro general que asusta. Se pueden encontrar apartamentos y casas individuales en Detroit por sumas de dinero irrisorias. Ahora bien, no mucha gente está dispuesta a mudarse a Motor City.

Abandono generalizado

Aseguran algunas fuentes que el número de edificios abandonados en Detroit asciende a unos 78.000, que no son precisamente pocos. Entre ellos muchísimas zonas industriales pertenecientes a antiguas compañías de fabricación de automóviles, que hace décadas daban trabajo a gran parte de la población de la ciudad.

Foto: Ann Millspaugh

Michigan Central Station

La estación central de Michigan es uno de los símbolos de la ciudad de Detroit. Construida entre 1912 y 1913, comenzó su declive tras la Segunda Guerra Mundial, debido al decreciente número de viajeros. En 1988, y tras varios proyectos de "rescate", el último tren salió de sus vías. Actualmente el futuro del edificio es incierto, ya que la ciudad quiso incluso demolerlo en 2009.

Foto: djandyw

Packard Plant

Fundada en 1911, la factoría de Packard Motor Car Company es quizá la más icónica de todas. Echó el cierre en 1958, aunque se siguió utilizando hasta los años noventa como almacén, entre otras cosas. Completamente abandonada, cuenta con 325.000 metros cuadrados y es un lugar peligroso de las afueras de la ciudad. Existen planes de remodelación, pero a largo plazo.

Foto: Bob Jagendorf

Factoría Fisher Body 21

El carrocero Fisher Body, perteneciente a GM, abrió su planta 21 en 1919, aunque hoy día está completamente abandonada. Durante la década de los noventa fue comprada por una compañía textil, aunque ésta quebró y a partir del año 2000 la propiedad de las instalaciones pasó a la ciudad de Detroit, quien ahora busca un nuevo dueño para dar vida al lugar. Se rumorea que el precio ronda los 300.000 dólares.

Foto: Ray Dumas - RTD Photography

Piso con vistas

Escenas como esta son más que habituales en Motor City. Los edificios abandonados son el patio de recreo ideal para grafiteros y artistas callejeros de todo tipo. También son una mina de oro para fotógrafos llegados de todo el mundo, interesados en retratar el estado actual de la ciudad. Y tienen tarea por delante.

Foto: Rick Harris

El desvalije de Detroit

La falta de recursos de muchos de los habitantes de la ciudad y la gran cantidad de lugares abandonados que desvalijar, ha provocado que prácticamente todos hayan sido saqueados. Cableado, mobiliario, metales... Todo lo que tuviera algo de valor ha sido "extirpado" de las diferentes fábricas y edificios. Hay que ganarse la vida, como sea.

Foto: Bob Jagendorf

Heidelberg Project

La decadencia y el abandono de la ciudad han propiciado muchos movimientos artísticos callejeros, como el Heidelberg Project, que data de 1986 y aboga por "el poder de la creatividad para cambiar vidas". Se basa en el arte al aire libre, aprovechando todo lo inservible. Las obras destacan por su colorido y simbolismo.

Foto: Michigan Municipal League

Arte de patio trasero

Según el proyecto Heidelberg, lo que se busca es hacer pensar al que observa, promover la discusión e inspirar acciones para mejorar las comunidades que integran la ciudad. Para muchos, el proyecto es una enorme fuente de esperanza, que ha cumplido ya 27 años y es reconocido en todo el mundo como un importante movimiento artístico con fines sociales.

El cowboy de chatarra

No hace falta mucho para ser creativo. Así lo demuestran muchas de las obras exhibidas a lo largo y ancho de la ciudad, aunque en especial en la zona Este, donde está basado el proyecto Heidelberg. En este caso queda demostrado que con un puñado de chatarra se pueden hacer cosas, como este vaquero, con sombrero y todo.

Color, ante todo

Aunque durante muchas semanas del año todo se cubre de blanco en Detroit, el colorido lo ponen sus habitantes. Hasta las casas se pintan de colores para dar vida a barrios que, de otra forma, no tendrían mucha. Gran parte de la ciudad es una galería de arte abierta al público, que además atrae turistas, que dejan algo de dinero en zonas tan necesitadas como estas.

Esculturas de barrio

Además de casas y fábricas, también hay muchos coches abandonados, generando grandes cantidades de óxido. Qué mejor que unos botes de pintura y un buen soldador para convertir la chatarra vieja en esculturas de barrio. Creatividad, colorido y exposiciones al aire libre. Los valores de las iniciativas vecinales.

El automóvil, soterrado

Las obras de este arte callejero apuestan por el simbolismo, y en este caso el protagonista es el automóvil, como lo ha sido siempre en Detroit, pero soterrado, pintado de rosa y muy floral. Cada uno que saque sus propias conclusiones.

Foto: Stu_spivack

La ciudad pintada

La realidad de Detroit es que no hace falta ir a determinados barrios para encontrar arte callejero. La ciudad entera está repleta de pintadas y grafitis de todo tipo. Vamos, que Motor City es más Art City que nunca. "La ciudad pintada" la llaman algunos. Además, siempre ha existido una tradición de pintar a mano los carteles de los comercios o realizarlos en grandes murales en toda la fachada.

Foto: Dailyinvention

La fe es lo último que se pierde

En Estados Unidos la tradición religiosa es enorme, aunque más en el sur que en el norte. Allí, más que la esperanza, lo último que se pierde es la fe, como demuestra esta televisión en la que se ha escrito Dios (God) en la pantalla. Como ellos mismos dirían, que Dios bendiga a América.

Foto: William Stuben

La cita del año en Detroit

Celebrado desde 1907, el Salón del Automóvil de Detroit sigue siendo hoy día "la cita del año" en la ciudad, ya que supone una enorme inyección de dinero. La feria genera empleo ocasional para muchísima gente, ya que son miles los turistas que llegan de todas partes del mundo. Hoteles, tiendas, restaurantes, taxis... Todo el mundo sale ganando. El NAIAS es uno de los grandes motores de la ciudad, sin duda.

Nada detiene a Detroit

Y para terminar, creo que no hace falta decir mucho más. La fotografía habla por sí sola sobre la fuerza de la ciudad y su gente. Ningún bache detendrá a la ciudad del motor.

Foto: alliekf

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