Por si fuera poco con la crisis de los semiconductores (que aún persiste), los fabricantes de coches pueden llegar a encontrarse, a medio plazo, con una crisis aún mayor motivada por la escasez de baterías para sus modelos eléctricos.
Quien lo vaticina es RJ Scaringe, el CEO de Rivian. En una reciente entrevista concedida al diario Wall Street Journal, el empresario norteamericano afirmó con rotundidad que "lo de los semiconductores es un pequeño aperitivo de lo que vamos a sufrir con las baterías en las próximas dos décadas".
Una carrera por asegurar el suministro
Con estas palabras, lo que Scaringe viene a explicar es que el progresivo incremento de la demanda por parte de la automoción, unido al aumento disparado de los precios de las materias primas que componen las baterías (en especial el litio) están creando un escenario en el cual parece que no habrá suficientes baterías para todos.
Ante esto, la industria automotriz maniobra para asegurarse la prioridad en el suministro, por delante incluso de otros sectores como el de la electrónica de consumo.
Pero, de manera independiente, cada fabricante pelea por disponer de una provisión adecuada de las mismas. Algo que se ha convertido en prioritario, a la luz de los movimientos que las marcas han realizado en los últimos años.
Una parte de ellas, como es el caso de Ford o General Motors, han firmado ya acuerdos con proveedores destacados como LG o SK. Sin embargo, los grandes grupos como Stellantis han optado directamente por convertirse ellos mismos en productores, construyendo gigafactorías específicas para esta tarea.
La gran ventaja de esta estrategia (que también figura entre los propósitos de Rivian) reside en la libertad que ofrece al fabricante para adaptar la producción de las baterías al ritmo del ensamblaje de los coches.
Precisamente la primera en adoptar este camino fue Tesla, que mantiene una alianza con Panasonic la cual comprende no sólo la producción, sino también el desarrollo conjunto de nuevas células como, por ejemplo, las recién presentadas 4680 que ha estrenado el Model Y. Pero Elon Musk ya piensa en el próximo paso.
Y es que, tal y como dejó escrito en sus redes sociales recientemente, lo siguiente para asegurar que los altibajos en la producción de baterías no frenen la de los coches eléctricos puede ser controlar también el mismo minado de sus materias primas. De momento, con la adquisición de 4.000 hectáreas de arcilla de litio en Nevada, ya se ha puesto manos a la obra.