El futuro de los coches de combustión en Ámsterdam es tan incierto que ya tiene fecha de caducidad. La ciudad de las bicicletas se ha sumado a otras tantas ciudades europeas para prohibir los vehículos impulsados por diésel y gasolina.
El denominado Plan de acción de Aire Limpio pasa por eliminar en 2022 los autobuses que funcionen con combustibles fósiles; en 2025 todos los ferries, embarcaciones de recreo y embarcaciones turísticas estarán libres de emisiones, al igual que camiones y camionetas, taxis y autobuses. Y en 2030 le toca el turno a los coches y motocicletas que no sean 'cero emisiones'.
Parking más caro, menos plazas y aceras más grandes
Ayer el Consejo de la capital holandesa tomó la decisión de eliminar de las calles de la ciudad los vehículos más contaminantes para el año 2030. Así, para la próxima década Ámsterdam se ha fijado el objetivo de sustituir los coches diésel fabricados antes de 2005 y los impulsados por gasolina por vehículos eléctricos y de hidrógeno.
Y es que a pesar del uso generalizado de bicicletas, la contaminación del aire en Los Países Bajos constituye un serio problema de salud, sobre todo por el intenso tráfico que hay en las ciudades de Ámsterdam y Rotterdam.
El Ministerio de Salud holandés ha advertido que los niveles actuales de dióxido de nitrógeno y emisión de partículas pueden provocar enfermedades respiratorias e incluso reducir la esperanza de vida en más un año. "La contaminación a menudo es un asesino silencioso y es uno de los mayores riesgos para la salud en Ámsterdam", ha dicho la concejala de tráfico de la ciudad, Sharon Dijksma.
El plan de la ciudad holandesa pasa por eliminar más de 1.000 plazas de aparcamiento al año: la intención es queden de 7.000 a 10.000 plazas en la calle para el año 2025. Actualmente se necesita un permiso para acceder al estacionamiento de la ciudad, por lo que simplemente se reducirá la cantidad de permisos y aumentará el costo.
En la práctica, la ciudad no revocará ningún permiso de estacionamiento, sino que rechazará la renovación de los que caducan o se abandonan. Esos espacios serán reemplazados por aceras y carriles más amplios para bicicletas, áreas verdes adicionales, patios de recreo o nuevos aparcamientos para bicicletas.
Por otro lado, el pasado mes de abril se anunció un aumento de las tarifas de aparcamiento: a partir de 14 de abril aparcar en la calle supone un desembolso de 7,5 euros la hora, en vez de los 5 que se pagaban anteriormente. El objetivo del Ayuntamiento es que las estrechas calles queden libres de vehículos.
Ámsterdam también apuesta por el coche compartido -en la ciudad hay más de 7.000- y autorizará en 2020 a más empresas para que desplieguen sus coches eléctricos. Y es que en asociación con Car2go, Ámsterdam fue la primera ciudad en el mundo en lanzar un sistema de coches compartidos totalmente eléctricos.
La icónica ciudad holandesa también quiere muchos más puntos de carga para coches eléctricos: de los 3.000 actuales a unos 23.000 en 2025, con cargadores más rápidos.
Lo cierto es que las bicis salieron a las calles holandesas en los años 70, ante la imparable expansión de la movilidad motorizada en unas ciudades que no estaban diseñadas para eso y el apoyo de las instituciones.
Mientras tanto en España nos hemos echado las manos a la cabeza tras el anuncio del Gobierno de estudiar prohibir la venta de coches diésel y gasolina en 2040, pero vamos muy tarde. Austria estudia desde abril de 2016 dejar de vender coches de combustión en 2020; Gran Bretaña se planteó en julio de 2017 hacer lo propio pero con una meta más a largo plazo, en línea con Francia y California: 2040.
En India se plantean desde abril de 2017 dejar de vender este tipo de vehículos en 2030, al igual de Irlanda, Escocia o Países Bajos. Mientras tanto, en Noruega, llevan con programas de incentivos para la venta de coches eléctricos desde 1990; en Japón desde 1996.