Cuando hablamos de contaminación en las ciudades solemos centrarnos en Madrid y Barcelona, por ser las capitales españolas que cuentan con mayor población, mayor movimiento de vehículos, etcétera. Pero esa contaminación está afectando ya a 26 ciudades de España, en parte por efecto del anticiclón que tenemos fijado sobre la Península Ibérica y que motiva un estancamiento del aire.
Y hablando de aire, el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, ha encontrado una manera muy gráfica de comunicar a sus conciudadanos cuál es el problema de la contaminación. Lo ha hecho enseñando en vídeo un filtro de los que se usan en las estaciones de medición de la calidad del aire, y colgando ese vídeo en Twitter:
No hay comparación posible entre un filtro blanco y un filtro negro después de sólo 24 horas de utilización. Esa porquería que recoge el filtro es la que nos está entrando en los pulmones cada vez que respiramos. O sea, siempre.
Según un muy reciente informe de Ecologistas en Acción, sólo Asturias y Valladolid han reaccionado de forma específica al episodio de alta contaminación que tenemos sobre nuestras cabezas.
Por qué cerrar al tráfico el centro de la ciudad
Para complementar el impacto visual del filtro sucio, el edil ha explicado a la gente de Valladolid (y al mundo entero) por qué se restringe el tráfico en el centro de su ciudad. Como en el caso del primer vídeo, la explicación puede ser o no de tu agrado, pero resulta muy clarificadora:
Según asegura el alcalde de Valladolid, si se evita que el centro de la ciudad sea un distribuidor de tráfico, los datos relativos a los niveles de contaminación de toda la ciudad descienden. De todas formas, no se puede hablar de una relación tan directa, cuando en algo tan etéreo como es el estado del aire (nunca mejor dicho) influyen también factores naturales.
La lucha contra la contaminación, precisamente por eso, debe ser una lucha basada en la suma de esfuerzos. Prescindir del coche en el centro de la ciudad puede ser una solución compatible, por ejemplo, con disfrutar del coche en otros entornos menos urbanos, menos densamente poblados, menos expuestos a la contaminación atmosférica.
Con todo, resulta obvio que para restringir el tráfico particular en la urbe es necesario potenciar otros medios de transporte, y habría que ver si todas las ciudades que adoptan medidas como esta cuentan con esos requisitos, pero en cualquier caso supone un golpe de aire fresco comprobar que hay maneras de comunicar tan claras y directas como estas que tiene el alcalde de Valladolid.