Baterías creadas hace cerca de 2.000 años en Mesopotamia, mucho antes de la llegada de la primera pila voltaica o la bombilla en el siglo XIX. ¿Qué hay de mito y que hay de realidad? Hablamos de unos artilugios descubiertos a finales de la década de los 30 del siglo pasado y que reciben el nombre de pilas o baterías de Bagdad.
Las teorías son varias y, en general, hay bastante escepticismo sobre si realmente generaron electricidad. O al menos que así fuera cuando se crearon y usaron en la antigüedad. Pero hay quien sostiene que podrían haber sido la antesala de las baterías modernas: entre ellos, su descubridor.
¿Fueron realmente baterías milenarias?
En 1936 en unas excavaciones para la construcción del ferrocarril en las inmediaciones de Kujut Rabua, al sureste de Bagdad (Irak), los trabajadores se toparon con una tumba. Así se dio paso al trabajo de los arqueólogos, como el austriaco Wilhelm König.
Del sepulcro, extrajeron todo tipo de enseres, pero lo que llamó la atención de König fueron unas singulares vasijas de arcilla con cilindros de cobre y hierro en su interior. En su artículo publicado en 1940, König se atrevió a postular la hipótesis de que se trataba de una suerte de pilas eléctricas.
El electrólito de Schrödinger. En concreto, estas piezas constaban de un recipiente de arcilla amarilla, un cilindro de una hoja de cobre enrollada y en el interior de éste, una vara de hierro. La vasija era de unos 13 cm y 4 cm de diámetro, el cilindro de cobre medía 9 cm de alto siendo su diámetro de 2,6 cm y, dentro de éste, la vara de hierro sobresalía un 1 cm.
Dado que para producir corriente eléctrica se necesitan dos metales de diferente potencial eléctrico, esa podría haber sido la función del cilindro de cobre y la barra de hierro. Pero también es necesario una solución iónica para transportar los electrones entre ellos.
En este reportaje publicado por BBC se afirma que König encontró signos de corrosión en el recipiente. Tras realizar pruebas se detectó que un agente ácido, se cree que vinagre o vino, había estado en su interior. Pero otros artículos divulgativos sostienen que no se encontraron trazas o restos de ningún electrolito dentro de los cilindros de cobre.
Aunque igualmente se detalla que en otras vasijas de similares características encontradas por König, y almacenadas en el Museo de Bagdad, tenían evidencias de estar corroídas por ácido. Por lo que bien podría haberlo postulado en base a éstas.
Pocos años después, tras el descubrimiento del arqueólogo, Willard Gray un ingeniero del laboratorio de Alto Voltaje de la General Electric Company (Pittsfield Massachussets) confeccionó una réplica de estas baterías de Bagdad utilizando los mismos materiales.
Tras rellenarla con sulfato de cobre, la arcaica pila funcionó generando entre 0,8 y dos voltios. Gray afirmó que habría operado de forma similar con un electrolito propio de la época, como por ejemplo jugo de uva. Este experimento hasta se ha replicado en el programa Cuarto Milenio.
Pero dado que no está claro que contaran con restos de una solución ácida, no se puede demostrar que se hubieran utilizado entonces como baterías, ya que cualquier objeto con dos metales y un electrolito puede generar voltaje.
Por otro lado, König detalló en su artículo que, en teoría, si varias de estas vasijas se conectaran, podrían generar una tensión mayor. Pero igualmente admitió que no se encontraron cables ni elementos conductores cerca de las vasijas para apoyar esa teoría.
A vueltas con cuándo se fabricaron. Sobre estas baterías de Bagdad se duda hasta de la procedencia. La gran mayoría de las fuentes aseveran que datan del año 200 A.C, época en la del imperio parto (entre 250 a.C. y el 225 d.C).
Pero según un experto del departamento del antiguo Medio Oriente del Museo Británico consultado por la BBC, la identificación fue errónea y sostiene que la vasija sería del imperio sasánida (entre los años 226 y 651 d.C). Y es que los partos no destacaron precisamente por los logros científicos.
En todo caso, son tremendamente antiguas pues datarían de entre hace 2.000 años y 1.400 años aproximadamente.
Desde galvanizar joyas a meros recipientes para guardar pergaminos
Se han elaborado múltiples teorías sobre el uso práctico que tuvieron realmente estas baterías de Bagdad, con o sin electricidad en la ecuación.
En su experimento, Gray fue más allá. Tras conseguir que su réplica generara corriente eléctrica, introdujo en su reproducción un estatuilla de plata que, en dos horas y con la solución de cobre, se volvió dorada. Así que postuló que seguramente se utilizaban para galvanizar oro y plata. Es decir, para la fabricación de joyas y elementos de decoración.
Pero de nuevo, para que esta hipótesis fuera cierta, tendría que demostrarse que se utilizó algún tipo de electrolito. Y por otro lado, la corriente generada no habría sido suficiente para generar este proceso, que habría necesitado días de trabajo continuo.
También se postula que podrían haberse utilizado con fines medicinales, como analgésico. Pero en ese caso, habría tenido que estar igualmente en la ecuación que hubieran generado corriente eléctrica.
Así, los más escépticos de las teorías de König y Gray, deducen que seguramente estas vasijas habrían servido para guardar pergaminos o bien cosméticos.
Sea como fuere el misterio sigue envolviendo a las llamadas pilas de Bagdad, que bien podrían ser ancestros de las pilas modernas antes de que el ser humano descubriera la electricidad y le diera un uso práctico. Lo que no ocurrió hasta el año 1800 gracias al hacer del físico italiano Alessandro Volta.
Por desgracia, actualmente se encuentran desaparecidas. Tras la invasión de Irak en 2003, el Museo Nacional iraquí fue saqueado y muchas piezas fueron destruidas y robadas. Y no se sabe si las baterías de Bagdad estuvieron entre ellas o bien fueron guardadas por el gobierno para protegerlas.