Alemania recula en sus objetivos de descarbonización para 2030, y si en marzo ya empezó a reactivar algunas de sus fábricas de carbón para cortar lazos con Rusia, ahora tendrá que aumentar significativamente el uso de esta materia prima contaminante para asegurarse el suministro de energía.
"Es una decisión amarga, pero necesaria para reducir el uso del gas", ha dicho el ministro federal de Economía y miembro del partido de los Verdes, Robert Habeck. El gobierno alemán ya ha anunciado que próximamente aprobará leyes de emergencia para reabrir las plantas de carbón paralizadas para reanudar cuanto antes la generación de electricidad.
Esta medida prueba la profunda preocupación que existe en Berlín por la posible escasez de gas de cara al próximo invierno después de que Rusia redujera un 60% los envíos a través del gasoducto Nord Stream hace apenas unos días.
Pero también pone en jaque al mercado de los coches eléctricos, pues podría darse la paradoja de que, al tener que alimentarse por electricidad generada a partir de carbón, acaben siendo más contaminantes que los coches de combustión que cumplen con la normativa vigente de emisiones.
A situaciones complicadas, medidas drásticas
A finales de 2021, y de la mano de su actual Gobierno, además del cierre de sus reactores nucleares, Alemania anunció que adelantaría a 2030 el final de la energía generada con carbón.
Ya había empezado a tomar medidas al respecto, pues para entonces también esperaban poder aumentar sus fuentes de energía renovable hasta el 80 %, pero la invasión de Rusia a Ucrania lo cambió todo el pasado mes de febrero.
Antes de esa fecha, Alemania importaba el 55 % de su gas de Rusia. Además, según datos del Financial Times, el año pasado las centrales eléctricas de gas representaron el 15 % de la producción eléctrica alemana. Pero a finales de mayo, Alemania contaba con 31,4 GW procedentes de centrales de carbón y 27,9 GW de centrales de gas.
Los 10 GW de capacidad de energía generada a partir del carbón paralizado que se reincorporarán a la red representan algo menos del 5 % de la capacidad total alemana, aunque aumentarían la dependencia del país bávaro del carbón para la generación de electricidad hasta en un tercio respecto al actual.
Para ello, Habeck dijo que el Gobierno estaba trabajando a contrarreloj en una nueva ley de emergencia para recuperar temporalmente las centrales eléctricas de carbón que llevan inactivas durante un máximo de dos años. El texto legal, que irá a la cámara alta del parlamento el 8 de julio, podría entrar en vigor poco después.
"La situación es grave", dijo Habeck. "Los altos precios son una consecuencia directa de la guerra entre Rudia y Ucrania. Es evidente que es una estrategia de Vladimir Putin para perturbarnos, hacernos inseguros, subir los precios y dividirnos... No permitiremos que esto ocurra".
¿Y qué pasa con las nucleares? Las tres centrales activas que quedan en Alemania tienen una capacidad de 4 GW y está previsto que desaparezcan de la red a finales de este año. Su vida útil no se prolongará, ya que el gobierno ha llegado a la conclusión de que “los obstáculos técnicos y de seguridad son demasiado elevados”. Suponemos que también lo serán los costes.
Alemania no es el único país europeo que podría estar preparando medidas para la reactivación de sus centrales de carbón, pues según Reuters, por ejemplo se espera que Italia, que también ha visto caer recientemente el suministro de gas procedente de Rusia, anuncie medidas de emergencia en los próximos días si Gazprom no restablece el suministro.
Por su parte, la empresa rusa ha alegado “problemas técnicos” para sus cortes de suministro, pero Alemania y sus socios en Europa creen que se trata de un pretexto para maquillar las represalias de Moscú contra las sanciones de la UE.
Entre otras cosas, Gazprom no ha utilizado rutas de gasoductos alternativas para compensar el déficit de suministro a través del Nord Stream, y los precios del gas en Europa (que ya rozan niveles de récord) se dispararon aún más la semana pasada en respuesta a los últimos cortes de suministro.
Alemania tiene previsto instalar cuatro terminales flotantes de gas natural licuado (GNL) y ha dado prioridad al llenado de los tanques de almacenamiento de gas que pueden utilizarse en invierno. Actualmente están a niveles del 56 %, y Habeck quiere llegar al 90 % en diciembre.
La posible paradoja del coche eléctrico más contaminante que el de combustión
Este paso hacia atrás en los objetivos de descarbonización alemanes topa frontalmente con la evolución el coche eléctrico en el país. Pues, ¿podrían llegar a ser más contaminantes los eléctricos que los coches de combustión que cumplen con la normativa Euro6?
Actualmente, hay aproximadamente medio millón de coches 100 % eléctricos en circulación en Alemania. Además, hay casi un millón de coches híbridos, de los que poco más de 494.000 son híbridos enchufables.
Y los números van en aumento, pues la propuesta de la Comisión Europea que plantea el fin de la venta de coches con motor de combustión interna para 2035 ya es firme.
La polémica está servida: a falta de un estudio concreto con datos actuales con el que poder comparar, a medida que van evolucionando las decisiones políticas y el mix del mercado energético, a priori no parece beneficioso para el medio ambiente contar con cada vez más coches eléctricos en Alemania, si estos se nutren de energía generada a partir del carbón.