Este año el mercado de fichajes de pilotos en lo que habitualmente se conoce como Silly Season está de lo más parado. Apenas hemos tenido unas cuantas confirmaciones de continuidad y algún salto como el de Romain Grosjean a la escudería Haas F1, que debutará en 2016. Pero donde realmente la cosa está que arde es en los suministros de motores para la siguiente temporada.
Por todos es conocido el divorcio entre Red Bull y Renault, y el más que posible aterrizaje de los franceses con escudería propia en 2016 adquiriendo la actual Lotus. Este movimiento parece confirmarse por el hecho de que Manor recibirá en 2016 motores Mercedes, algo que no podría ocurrir si la marca alemana siguiera suministrando a las mismas escuderías que suministra este año. Parece evidente que será Lotus la que caiga. Pero el verdadero dilema de pretemporada no es ese. El problema que pude agitar la Fórmula 1 es que Red Bull no encuentre motorista que le suministre motores ganadores. ¿Qué pasará si Dietrich Mateshitz acaba hasta las narices de este culebrón?
Red Bull y Toro Rosso podrían abandonar la Fórmula 1
Pues parece evidente, algo con lo que Red Bull ya ha amenazado en diversas ocasiones, y que probablemente acabe ocurriendo tarde o temprano: el equipo de la bebida energética cogerá las maletas y se irá para casa, abandonando la Fórmula 1 que tantos éxitos le ha dado en los últimos años. El panorama parece bastante claro a día de hoy: con Renault fuera de la ecuación, Red Bull y Toro Rosso solo pueden optar por motores Mercedes, Ferrari u Honda.
La opción Mercedes está ya totalmente descartada. Los alemanes no quieren ni oír hablar de un Red Bull, al que se le sigue presuponiendo uno de los mejores chasis de la parrilla, equipado con su mismo motor, y por lo tanto pudiendo acabar con el plácido dominio de Mercedes en la Fórmula 1. Ya han dicho que no van a suministrar motores a Red Bull. El caso de Honda parece no ser posible por una presunta exclusividad que tiene firmada McLaren, aunque visto lo visto este año, sería bueno para todas las partes que ese motor pudiera acumular más kilómetros en otros monoplazas de la parrilla para evolucionar a un ritmo superior.
La última opción, la de Ferrari, parece la más factible, pues Ferrari sí está por la labor de suministrar sus motores a Red Bull, aunque parece enrocada por un problema similar al de Mercedes. Red Bull quiere tener la última especificación de los motores Ferrari para poder estar siempre con el mejor motor posible, y Ferrari, como parece lógico, quiere guardarse siempre el último diseño de motor para sus coches rojos de la Scuderia. ¿Resultado? Red Bull ya ha manifestado que o tienen motores "pata negra" para luchar por victorias en 2016, o abandonan la Fórmula 1. Y tal y como está la cosa en casa de Volkswagen, no parece factible que finalmente desembarquen en la Fórmula 1 de manera inminente.
El tercer coche por equipo vuelve a escena
La lucha política en los despachos por el asunto de los motores ya ha empezado, e incluso ha salido a la luz una solución que planea por la Fórmula 1 hace unos años para evitar quedarse con una ridícula parrilla: que las escuderías puedan disponer de 3 coches en pista en lugar de 2. Toto Wolff, uno que de politiqueo sabe un rato largo, ya ha manifestado públicamente que la idea de terceros coches con jóvenes pilotos le resulta "fascinante". Aunque matiza su opinión asegurando que "preferiría tener a Red Bull en la competición y también a los terceros coches con una parrilla de 27-28 coches".
Sería una lástima que Red Bull dejara la Fórmula 1, pero nunca me ha parecido nada mal la idea de los terceros coches, especialmente si ello conlleva subir en monoplazas competitivos a jóvenes pilotos que están despuntando en categorías inferiores. Que de un a vez por todas finalice eso de verse obligado a debutar en coches del fondo de la parrilla sería bueno para todos.