¿Se han vuelto blandos los pilotos de Fórmula 1?

Desde hace unos años cada vez que la lluvia hace acto de presencia en un Gran Premio de Fórmula 1, los aficionados se echan a temblar. Si es domingo, lo más probable es que la carrera se lance tras el coche de seguridad, eliminando uno de los momentos en los que más adelantamientos hay. Si es sábado tarde, la clasificación se retrasará hasta que la luz no permita hacerlo más. Y si es viernes, bueno, se desplegará bandera roja mientras corre el tiempo o los pilotos se resguardan en su box a la espera de que el tiempo amaine.

Da la impresión que los pilotos de Fórmula 1 ya no corren bajo la lluvia y que los neumáticos de lluvia extrema de Pirelli, son de adorno. Hace tiempo que no se compite durante grandes periodos de tiempo con los neumáticos marcados con el color azul. Cuando su uso es necesario, o hay bandera roja o se rueda tras el coche de seguridad.

Desde la Federación Internacional de Automovilismo alegan que la seguridad de los pilotos es lo más importante pero es inevitable recordar épocas pasadas en las que la meteorología sacaba a relucir las habilidades de pilotos como Ayrton Senna. Si el brasileño levantase cabeza y viese que carreras como las de Mónaco en 1984 o la de Donington Park en 1993 hubiesen sido interrumpidas nada más caer las primeras gotas...

Cierto es, que hay ocasiones realmente complejas en las que los comisarios se ven obligados a actuar para mantener a los pilotos a salvo, pero hay otras en las que la presencia del coche de seguridad en pista es cuestionada hasta por aquellos a los que se pretende proteger.

Lewis Hamilton en el pasado Gran Premio de Gran Bretaña llegó a dirigirse directamente a Charlie Whiting para pedirle por la radio del equipo que les dejase competir de una vez por todas. Resulta curioso que para cuando dirección de carrera retiró el coche de seguridad, la pista había mejorado tanto como para que la mayoría de los pilotos montasen directamente los neumáticos intermedios.

Pirelli señalado

Hay quienes señalan a Pirelli como el máximo culpable. Los neumáticos de lluvia extrema que el fabricante lleva a cada Gran Premio no se caracterizan por su gran funcionamiento. Los equipos y pilotos se han quejado en más de una ocasión de su escasa capacidad de drenaje que tienen.

De hecho, durante la pretemporada 2016 se llevó a cabo un test sobre mojado -unos aspersores eran los encargados de crear las condiciones de pista deseadas- en el circuito francés de Paul Ricard. Se esperaba que de estas jornadas de trabajo los italianos extrajeran los datos necesarios para mejorar los compuestos para esta misma temporada.

Pero durante la sesión de clasificación de hoy, hemos oído a Sebastian Vettel quejándose por la radio del rendimiento de sus neumáticos cuando la lluvia apretaba justo antes de que sacasen la bandera roja.

Muchos especialistas se cuestionan si realmente le compensa a Pirelli la imagen que da cada Gran Premio sobre mojado y que si un aficionado necesita unos neumáticos de invierno, confiaría en la marca italiana para su coche de calle.

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