En el Gran Premio de Rusia el equipo Red Bull ha dado un paso más allá en la lucha por conseguir una Fórmula 1 más segura. Los austriacos han montado en el coche de Daniel Ricciardo una semicúpula que evitaría que en un posible accidente la cabeza del piloto sufriese daños. Es un proyecto más de los que hay sobre la mesa, pero el primero en probarse en sesión oficial.
La Fórmula 1 es más segura que en el pasado pero aún le queda una asignatura pendiente. Los últimos incidentes graves en los que ha habido que lamentar víctimas han sido por golpes en la cabeza. Ha llegado un momento en el que un casco no es suficiente para proteger vidas y en el que hay que tomar cartas en el asunto.
El debate acerca de la necesidad de cerrar los cockpit ha sido un tema recurrente en los últimos años. La forma en la que llevarlo a cabo sin poner en riesgo otras cuestiones de seguridad, como la rápida extracción de los pilotos en caso de accidente grave o la imposibilidad de que éstos salgan por su propio pie, han frenado los diversos proyectos que se han presentado a lo largo de los años.
El fatal golpe de Jules Bianchi en el Gran Premio de Japón de 2014 supuso un punto de inflexión en la historia. El casco del piloto francés colisionaba a gran velocidad con una grúa que retiraba otro coche en una escapatoria, haciendo temer lo peor. Tras meses en el hospital, la familia comunicaba la fatal noticia.
Años antes, la familia del mundo del motor ya había tenido que lamentar la pérdida de María de Villota. La piloto española se golpeó también en la cabeza con la rampa de un camión a medio bajar tras un test en línea recta con el equipo Marussia.
A día de hoy, parece haber consenso en la necesidad de tomar cartas en el asunto. El debate se ha trasladado a la forma en la que ésto se va a llevar a cabo. Hasta ahora, tres equipos han expuesto sus propuestas.
El primero en hacerlo fue Mercedes con lo que se denominó como Halo. Una iniciativa bastante similar a la hecha posteriormente por Ferrari, pero que no cierra completamente los coches, permitiendo la entrada de pequeñas piezas como el muelle que golpeó a Felipe Massa en el GP de Hungría 2009 y que le mantuvo varios meses alejado de las carreras.
La última de las iniciativas vino por parte del equipo Red Bull. Una semicúpula que protege tanto frontal como lateralmente los cascos y que hemos podido ver hoy rodando en pista en la primera sesión de entrenamientos libres en el coche de Daniel Ricciardo.
Tras su presentación, ya tiene fuertes detractores como Lewis Hamilton, que no ha dudado en compararla con el protector trasparente que llevan los cascos de la policía antidisturbios. Al otro lado de la balanza, Nico Hülkenberg se mostraba en el día de ayer atraído por la idea. De hecho, el piloto de Force India ganó las pasadas 24 Horas de Le Mans con Porsche, que al igual que todos los LMP1, están cubiertos completamente.
Habrá que esperar a ver si finalmente se opta por cubrir los monoplazas en 2017 y qué método se emplea para ello. Por el momento la decisión está en mano del Grupo de Estrategia de la Fórmula 1 que, a priori, hoy debería finalizar su votación para determinar cuál será la normativa de la próxima temporada, llamada a ser una revolución.