El Gran Premio de México de Fórmula 1 se plantea emocionante. La lucha por la victoria promete con los dos Red Bull en la primera línea de la parrilla por primera vez en la era V6 Turbo. Daniel Ricciardo ha sido el hombre más rápido de la clasificación tras superar a Max Verstappen que había sido el más rápido en los entrenamientos libres.
El holandés está en uno de sus circuitos fetiche donde el año pasado en carrera subió a lo más alto del podio. A sus 21 años a Verstappen aún se le resiste un récord de precocidad, nunca ha conseguido una pole position.
Parecía que en el Autódromo Hermanos Rodríguez podría conseguirlo pero su compañero de equipo le arrebató la oportunidad. Aún le quedan algunos meses para superar a Sebastian Vettel, pero en los circuitos que quedan, no parece que vaya a poder luchar por conseguirlo.
Daniel Ricciardo, enemigo dentro de su casa
Desde que Daniel Ricciardo firmó con Renault antes del parón veraniego su relación con Red Bull cambió. Se convirtió en el enemigo dentro de su propia casa. Los de las bebidas energéticas no tuvieron problema en confesar que no compartirían más información confidencial con el australiano para evitar fugas. Ha estado apartado del desarrollo de su nuevo monoplaza, pero la situación no solo se ha quedado ahí, ha ido mucho más allá.
En los dos últimos meses Ricciardo casualmente -no vamos a pensar mal, no- ha visto su rendimiento mermado en comparación con Verstappen. Más allá de los tres abandonos, en Bélgica, Italia y Estados Unidos, la competitividad que le llevó a ser uno de los pilotos más cotizados de la parrilla, desapareció de un plumazo.
La predilección de Helmut Marko por Verstappen no es que haya sido nunca un secreto, pero la realidad es que el holandés es la estrella del equipo a la que nadie debe eclipsar, ni siquiera Daniel. Solo hace falta ver las caras que pusieron dentro del equipo al ver la clasificación final de la clasificación en México. Esa pole tenía un nombre y no era el de Ricciardo.
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