Robert Kubica ha acaparado todas las miradas -con perdón del nuevo morro de McLaren que tiene revolucionado a los aficionados- de la primera sesión de entrenamientos libres del GP de España de Fórmula 1. El piloto polaco ha vuelto a subirse a un monoplaza de F1 en sesión oficial y por fin todo el mundo ha visto - o puede aproximarse a ver - de lo que es capaz en directo por televisión y nosotros, que lo hemos podido presenciar en persona, te contamos lo que no se ha podido ver desde casa.
Siete años después de su última carrera en el mundial de Fórmula 1, en el Gran Premio de Abu Dabi de 2010, Robert Kubica no es la misma persona que llegó a atraer la atención de Ferrari, pero sigue guardando la esencia del que un día pudo ser piloto oficial del equipo de Maranello.
Hace un año ni siquiera sabíamos que podía pilotar un monoplaza. Más aún, no sabíamos siquiera que un día lo volveríamos a ver rodando en una sesión oficial. En Barcelona hemos visto que no solo es capaz de pilotar, sino que es capaz de ser rápido y que además, cerca estuvo de tener un asiento como piloto oficial dentro de un equipo. ¿Suerte? No señores, mucho esfuerzo.
Superar las adversidades
Como ya sabréis, Robert Kubica sufrió en 2011 un fuerte accidente en el Rally di Andora (Italia) en el que su brazo derecho se vio seriamente afectado. Después de unos primeros días de incertidumbre, poco a poco salió adelante y pronto muchos creyeron -o creímos- que no volverían a verle subido en un F1.
El tiempo nos demostró que nos equivocábamos. Los pilotos están hechos de otra pasta dicen, y en este caso, no se nos ocurre otra explicación para lo que vivimos años después. Primero pudo volver a los rallyes, algo admirable teniendo en cuenta las secuelas que le quedaron. Después, en 2017, logró volver a subirse a un Fórmula 1 -primero a uno antiguo y después a uno actual- del equipo Renault.
Con la llegada de Carlos Sainz al equipo, las opciones de Kubica a la escudería francesa se fueron al traste. Y una vez más, cuando parecía que estaba todo perdido, volvió a salir a flote. Surgió una oportunidad en el equipo Williams y allí que fue.
Tuvo que demostrar que estaba al nivel de otros pilotos de sobra conocidos como Paul di Resta o el ruso, con mucho más dinero que Di Resta y el propio Kubica, Sergey Sirotkin. Finalmente, Robert se quedó fuera por un tema económico. Pero dio a todos una gran lección.
Otra forma de hacer las cosas
Kubica no esconde sus marcas de guerra. Una gran cicatriz recorre su antebrazo derecho por la parte interior y otra más lo hace por encima del codo. Además, la ausencia de movimiento "normal", por las secuelas del accidente, hace que esta extremidad sea notablemente más delgada que la otra completamente sana.
Tras el accidente, como el mismo no tiene problema de explicar abiertamente, descubrió que no se necesita tener fuerza para sostener un volante. Con apoyar la mano, es suficiente para controlar la dirección del coche. Y si lo piensas bien, razón no le falta. Cierto es que nunca he pilotado un Fórmula 1 y a las alturas que estamos de la vida, tampoco creo que lo vaya a hacer. Pero si Robert Kubica lo dice, habrá que creerle.
"Conduzco como mi cuerpo y como mis limitaciones me dejan. Después de mi accidente descubrí en un coche antiguo que para coger un volante no necesitas agarrarlo, basta con agarrarlo. La Fórmula 1 no es un coche antiguo pero... Fui a un colegio donde te ponen un pájaro en la mano para que lo agarres y que no salga volado, pero no puedes apretar demasiado, porque se asustan. Esta es la forma en la que hay que agarrar el volante".
Por el momento, todo el mundo ha podido ver que tanto en la pretemporada, como hoy en su primera sesión oficial de entrenamientos libres tras lo sucedido, ha conseguido terminar el plan de trabajo marcado por el equipo, al contrario de su compañero de equipo, Lance Stroll, que ha terminado fuera de pista.
Un futuro sin límites
Robert Kubica es dueño de su futuro. Ahora mismo está centrado en su labor como piloto reserva del equipo Williams a la espera de que lleguen las otras dos sesiones de entrenamientos en las que volverá a subirse al coche de nuevo. Es consciente de que la ausencia de más test le impide llegar al punto donde le gustaría estar, pero no parece tampoco muy frustrado por ello.
"Mucha gente se olvida de que el automovilismo es un deporte. Los deportistas están constantemente entrenando y practicando. Sé que si tuviese oportunidad de rodar todas las semanas, tendría más oportunidades de mejorar. Tuve los test en invierno. Ahora, me he vuelto a subir dos meses después. Al final quedan muchas cuestiones pendientes de una vez a otra".
Sin duda alguna hace unos años ninguno de nosotros -quizá ni él mismo- se hubiese imaginado volver a verlo como parte del gran circo. Cuenta con el apoyo de su nuevo equipo, de un patrocinador polaco que le ha acompañado gran parte de su carrera deportiva (Lotos) y de los aficionados -debe ser el único piloto reserva con una pancarta en la tribuna principal ahora mismo-. Su vuelta, es cuestión de tiempo -o de dinero, pero esperemos que no se quede en eso después del gran esfuerzo hecho-... Se merece, y nosotros también merecemos, ver hasta dónde puede llegar a pesar de sus lesiones.