Los fans de Fernando Alonso terminaron muy preocupados el Gran Premio de la Emilia Romagna después de que el piloto asturiano tuviese un rendimiento muy bajo, reconocido hasta por él mismo. La sesión de clasificación de Portugal solo sirvió para aumentar los nervios, pero en carrera todo cambió.
Alonso pudo remontar desde la mala posición en la que había clasificado con un ritmo de carrera portentoso que le llevó hasta la octava posición, y a rebufo de su compañero de equipo, Esteban Ocon. El bicampeón del mundo de Fórmula 1 se marcó algún adelantamiento precioso por el camino, y mostró el hambre de antaño por radio.
La clasificación y la primera vuelta, siguientes detalles a pulir
Alonso ya había demostrado en los entrenamientos libres que tenía un ritmo muy bueno. El Alpine resurgió en Portimao de forma inesperada, porque también Ocon estaba cómodamente en la zona noble. Sin duda, el coche era valedor de estar en la Q3, pero Alonso falló en la clasificación, y eso fue un jarro de agua fría.
Ocon no sufrió para superar la Q2, pero Alonso se quedó decimotercero y a 0,8 segundos del francés. Es la segunda mala clasificación del asturiano, que parece que aún no es capaz de sacarle todo el rendimiento al coche a una vuelta, pese al espejismo de Baréin. No es único de él. Otros debutantes en sus monoplazas como Daniel Ricciardo están pasando por lo mismo.
La salida fue aún peor. Si en Imola bajo la lluvia Alonso ya dejó pésimas sensaciones en la arrancada, la de Portimao no fue mucho más allá. Duele porque es su especialidad, su punto fuerte. Si tuviésemos que elegir al mejor piloto de la historia en las salidas sin duda sería Alonso, pero con casi 40 años es donde más se le nota el óxido.
Total, que llegó a bajar a la decimoquinta posición, y se pasó todo el tramo inicial de la carrera bloqueado tras Antonio Giovinazzi. Parecía otra carrera para dejar preocupados a sus seguidores, pero Alonso solo estaba esperando su momento. Cuando el Alfa Romeo desapareció de delante, el ritmo impuesto por el asturiano fue brutal.
Tanto que pudo hacer un overcut, es decir, sobrepasar a pilotos que ya habían hecho su parada en boxes y llevaban neumáticos nuevos. Alonso tiró con todo antes de la parada, a un ritmo infernal, y cuando se detuvo en boxes pudo hacerlo suficientemente tarde como para machacar también los nuevos neumáticos duros que le pusieron.
"Who's next?" 😤@alo_oficial didn't hold anything back on Sunday afternoon 💪#PortugueseGP 🇵🇹 #F1 pic.twitter.com/8jOD13uqYv
— Formula 1 (@F1) May 2, 2021
Ahí fue donde le tocó adelantar en pista. Primero a Daniel Ricciardo, después a Pierre Gasly y finalmente a Carlos Sainz para llegar a la octava posición. Tan solo se quedó a un segundo de su compañero de equipo, Esteban Ocon, que había salido arriba y estuvo toda la carrera peleando en la zona noble.
Alonso se plantó en el 1:20 alto y de ahí no hubo que le moviera. Como muestra, valga el siguiente dato. En la última vuelta Valtteri Bottas entró a boxes para poner neumático blando nuevo y hacer la vuelta rápida. Pues bien, el crono del Mercedes fue de 1:20.826 en ese giro final, el de Alonso, con goma dura usada, de 1:21.032.
"¿Quién es el siguiente?", preguntaba Alonso por radio cuando iba haciendo sus adelantamientos. El hambre sigue intacta, y esa capacidad de relojero suizo de plantarse en un ritmo y no salirse, también. Faltan pulir detalles importantes, como la velocidad a una vuelta y, sobre todo, las primeras vueltas. Conociéndole, tardará poco en resolverlo. Hablamos de una leyenda.
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