Max Verstappen ganó este domingo en Spa-Francorchamps una carrera de Fórmula 1 saliendo desde la decimocuarta posición. Así enunciado, debería ser una de las grandes victorias de su carrera deportiva y una hazaña para la competición en general, pero la tónica de opinión en las redes sociales durante la carrera era la misma: ¡Nos aburrimos!
Un año más, el circuito de Spa-Francorchamps sigue viviendo de sus recuerdos. Como ya viene siendo costumbre, la carrera fue muy aburrida y predecible, y no, no es culpa del circuito. Es la Fórmula 1 la que ha cambiado, sacando la épica de casi todo lo que antes la tenía. Y el DRS es el artilugio demoniaco que lidera esta desglorificación de la Fórmula 1.
La victoria de Verstappen saliendo 14º no tuvo más mérito que si hubiese salido en la pole
Cada generación de aficionados a la Fórmula 1 tiene en su recuerdo un buen puñado de carreras idealizadas en su memoria. Si a la de un servidor le preguntan por una remontada icónica, mayoritariamente recurrirán a una fecha: 9 de octubre de 2005. Aquel día Kimi Raikkonen ganó en Suzuka saliendo 17º, y adelantando a Giancarlo Fisichella en la última vuelta.
Aquel día Raikkonen, un piloto tan talentoso como intermitente, sacó todo el potencial que se atisbaba bajo aquella coraza de hielo: arriesgó en la salida para ganar cinco posiciones, se pasó media carrera atascado detrás del lento Ferrari de Michael Schumacher, se la jugó para pasar en pista a Christian Klien y en esa última vuelta prodigiosa hizo un adelantamiento histórico.
Ni el más loco aficionado de Raikkonen se hubiese atrevido a pronosticar antes de la carrera que el finlandés se iba a llevar la victoria. Sí, el McLaren era el coche más rápido y había volado en los entrenamientos libres, pero adelantar, en pista o en boxes, a 16 coches en aquella época era poco menos que una quimera.
Pero Raikkonen lo hizo, con una última vuelta épica que dejó aquel Gran Premio grabado para siempre en los anales de la Fórmula 1 y, más importante aún, en la mente de todos los que lo presenciamos. Por cierto, aquel día Fernando Alonso le hizo a Michael Schumacher su icónico adelantamiento en 130R. Con DRS, habría sido a mitad de recta.
Ahora volvamos a 2022. Verstappen ganó en Spa-Francorchamps saliendo 14º... y a nadie le sorprendió. De hecho la apuesta más repetida era en qué vuelta Verstappen iría líder de carrera, y casi nadie fue tan agorero como la realidad después demostró: en la vuelta 12 ya iba primero, y en el giro 18 era líder a igualdad de paradas.
La victoria de Verstappen en Spa-Francorchamps debería haber sido algo épico, un triunfo recordado para siempre. Sin embargo, el mayor desafío que tuvo que afrontar el campeón fue el de no colisionar con nadie en la primera vuelta. Evitando percances y poniendo la velocidad de crucero, el DRS le permitiría hacer los rebases de autopista pertinentes.
Hace unos años, cuando en la Fórmula 1 había adelantamientos en lugar de rebases, un piloto ganador que salía 14º arriesgaba en la primera vuelta para recuperar todas las posiciones posibles. El hecho de que Verstappen no lo hiciera tan solo refleja que ahora mismo lo único que hay que hacer para ganar una carrera de Fórmula 1 es ir más rápido que los demás.
Lo último puede parecer una perogrullada, pero no lo es. Lo mínimo que se le debería pedir a una competición es que un piloto que gana una carrera saliendo 14º tenga que salir ganador de, al menos, tres o cuatro maniobras peligrosas. No que se limite a eludir riesgos desde la primera curva sin zafarse con nadie y luego hacer adelantamientos indistinguibles de un doblaje de un LMH a un GT en Le Mans.
La victoria de Verstappen en Spa saliendo 14º tiene el mismo mérito que si hubiese salido desde la pole position, y eso debería hacer reflexionar no solo a la Fórmula 1, sino también a los propios pilotos. Verstappen es uno de los mayores talentos que jamás se ha puesto al volante de un coche de carreras, pero esta Fórmula 1 amanerada amenaza con comerse su carisma.
El año pasado los aficionados votaron al duelo entre Fernando Alonso y Lewis Hamilton en Hungaroring como el mejor momento del año. Y no es casualidad que fuese un duelo que duró 15 vueltas y en el que en ningún momento estuvo claro si el coche más rápido efectivamente iba a conseguir adelantar. Por desgracia, duelos así ahora son la excepción.
El DRS es un fracaso. Desde su implantación, hace ya doce años, se pueden contar con los dedos de una mano los adelantamientos que han quedado en la retina del aficionado, y la mayoría de ellos fueron sin DRS de por medio. La Fórmula 1 ha perdido carisma a pasos agigantados, y solo el milagro que fue la temporada 2021 supuso un oasis en el desierto.
Y es que la Fórmula 1 olvidó que para tener los duelos que antaño disfrutaba MotoGP la clave es que los coches tengan ritmos más o menos igualados. Si no, el coche más rápido pasa sin dificultad al lento, que ni se defiende, y se escapa sin oposición. Lleva pasando desde 2011 y promete seguir muchos años más. Porque el recién estrenado reglamento técnico ya atufa.
Spa-Francorchamps ya no es un circuito divertido por culpa del DRS
La implantación del DRS además está teniendo otros efectos secundarios, y uno de ellos es muy doloroso para los aficionados más puretas de la Fórmula 1. Spa-Francorchamps ya no es un circuito divertido. Sí, ver una vuelta rápida sigue siendo una delicia, y el retorno de la grava en 2022 ha sido una alegría. Pero las carreras son insoportables.
Spa era un circuito perfecto para ver duelos épicos, pero el DRS se lo ha cargado por completo. Ahora tan solo vemos rebases a mitad de recta sin ninguna emoción, y para encontrar el último Gran Premio de Bélgica emocionante sin que la lluvia tuviese nada que ver hay que remontarse muy atrás.
No es el único clásico que está padeciendo esta nueva Fórmula 1, pero sí el caso más evidente. Mientras tanto, circuitos que siempre habían sido insoportables como Hungaroring, o incluso Zandvoort, Imola, Singapur y, en menor medida, Silverstone, ahora pasan por ser las únicas esperanzas para ver un duelo real en la Fórmula 1.
Aunque quizá sea verdad eso de que los hábitos de consumo de las nuevas generaciones han cambiado y ahora nadie aguantaría a Schumacher buscándole el hueco a Alonso durante doce vueltas en Imola para ni siquiera conseguirlo. Igual es que ahora se prefiere lo fácil e inmediato. Adelantamientos del McDonald's, a costa de las leyendas.
Aún alguien dirá: "Verstappen hubiese ganado también sin DRS, iba sobrado de ritmo". Pues eso, ESO es lo que queríamos ver.