Cuando el karma le hizo perder a Alain Prost un mundial de Fórmula 1 por solo medio punto contra Niki Lauda

La polémica decisión de la FIA de dar los puntos en el Gran Premio de Bélgica a pesar de que no se disputó la carrera ha dado pie a una situación que hacía años, desde 2009, que no se veía: pilotos con decimales en la clasificación. Max Verstappen, Lewis Hamilton y Carlos Sainz tienen medios puntos en sus casilleros, y pueden acabar siendo cruciales. Que le pregunten a Alain Prost.

Alain Prost es uno de los grandes mitos de la historia de la Fórmula 1. No solo porque ganó cuatro mundiales, sino porque perdió otros cuatro por un total de 13,5 puntos. En el de 1988 incluso sumó más puntos que Ayrton Senna, pero el peculiar sistema de la época le hizo perder. Pero ninguna derrota de Prost es más memorable que la que le regaló el karma en 1984.

Prost pidió parar la carrera de Mónaco, y eso le costó un mundial

McLaren estaba empezando su ciclo dominante apoyado en los poderosos motores de Porsche y tenía a Niki Lauda, al que habían sacado del retiro dos años antes, como piloto estrella. Pero quisieron dar un paso más, fichando al prometedor Alain Prost del equipo Renault. El francés aún no había ganado ningún mundial, pero apuntaba a que con el coche adecuado lo lograría.

Prost, conocido como 'El Profesor' y probablemente considerado como el piloto más cerebral de la historia de la Fórmula 1, siempre tenía en la cabeza los puntos. Lo suyo era hacer lo necesario para ganar el mundial. Prost empezó ganando en Brasil, y pocas fechas después repitió en San Marino, pero entre medias Lauda se impuso en Sudáfrica y Francia.

Parecía claro que aquel mundial iba a ser cosa exclusivamente de los dos pilotos de McLaren, y en este contexto llegó el Gran Premio de Mónaco. El diluvio alagó la pista de Montecarlo antes de la carrera de 1984, la que a posteriori se convirtió en una de las pruebas más míticas de la historia de la Fórmula 1.

Prost, que tenía la pole position, arrancó perfectamente y se puso primero bajo el diluvio. Las condiciones eran complicadas, así que por detrás hubo bastantes trompos y accidentes. Niki Lauda no había tenido una clasificación tan buena, estaba en mitad del tráfico tratando de remontar, y cuando ya iba tercero se terminó por estrellar contra el muro.

Lauda llegó a rodar segundo, pero un par de vueltas antes de su accidente le había superado un piloto desconocido que estaba teniendo su día de gloria con un Toleman: Ayrton Senna. Aquel brasileño descarado estaba volando en la segunda posición, y era más que evidente que acabaría alcanzando y superando a Prost.

Pero cuando Lauda se estrelló, sabiendo que estaba primero y que Senna venía volando por detrás, Prost empezó a exigir por radio que se parase la carrera, que era imposible conducir en estas condiciones. Quería los puntos de la victoria antes de que Senna llegase, y ahora que Niki Lauda estaba fuera de juego.

En aquella época, y en la actualidad, el poder francés en la FIA era muy elevado. No obstante, Jean-Marie Balestre, amigo personal de Prost, era el pequeño Napoleon que dirigía con mano de hierro la Federación. Cuando Senna ya estaba a rebufo de Prost, solo ocho vueltas después del accidente de Lauda, decidió sacar la bandera roja. Carrera cancelada.

Eso sí, como no se habían completado ni el 50% de las vueltas programadas tan solo se podían repartir la mitad de los puntos. Prost no sumó los nueve correspondientes a su victoria, sino que se quedó con 4,5 puntos que aún así le permitían consolidar su ventaja respecto a Niki Lauda y ponerse con una carrera de colchón.

Pero la temporada no siguió por el sendero que Prost esperaba. El madurito Lauda, que ya tenía 35 años y la cara visiblemente deforme tras su brutal accidente en Nürburgring, siguió dando guerra a Prost. Le ganó en Brands Hatch, repitió en su casa, en Austria, y también se impuso en Monza, mientras que los problemas mecánicos que aún padecía Porsche se cebaron con Prost.

Así, los dos pilotos llegaron a la última carrera, el Gran Premio de Portugal, con opciones matemáticas de título. Pero mientras que Prost necesitaba ganar y un fallo de Lauda, al austriaco le bastaba con acabar en la segunda posición, aunque ganase Prost. Lauda tenía la sartén por el mango y solo la fiabilidad le podía jugar una mala pasada.

No ocurrió: Niki Lauda terminó segundo el Gran Premio de Portugal, por detrás de Prost, y se proclamó campeón del mundo de Fórmula 1... ¡por solo medio punto! Lauda quedó su casillero en 72 puntos, mientras que Prost solo sumó 71,5. Es la diferencia más pequeña que jamás ha habido entre el primero y el segundo de un mundial.

El karma le jugó una mala pasada a Alain Prost, porque si no hubiese pedido detener aquella carrera de Mónaco probablemente habría acabado segundo, por detrás de Senna, pero se hubiesen completado las vueltas necesarias y habría sumado seis puntos en lugar de los 4,5 que se llevó por ganar. Y así se pierde un mundial.

El mundial de 1984 fue histórico por muchos motivos. No solo supuso la menor renta para un campeón, sino que fue la tercera y última corona de Niki Lauda, quien además logró otro hito único: fue uno de los dos campeones del mundo de Fórmula 1 sin lograr ni una sola pole position en toda la temporada. El otro es Denny Hulme.

En 2021 es prácticamente imposible que el mundial de Fórmula 1 vuelva a resolverse por medio punto, ya que tanto Verstappen como Hamilton, los dos únicos aspirantes, tienen puntuación decimal. Pero sí que el medio punto de Sainz podría ser decisivo a la hora de resolver la tercera posición de constructores entre Ferrari y McLaren. Medio punto vale mucho, que le pregunten a Prost.

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