De la Fórmula 1 a la calle. Los avances de la competición no son sólo para supercoches; también los puedes encontrar en un Dacia
La Fórmula 1, máximo exponente del automovilismo, es mucho más que un espectáculo de velocidad y emoción: es un laboratorio móvil donde se desarrollan las tecnologías más avanzadas del sector automotriz. También materiales, motorizaciones, ADAS, neumáticos, frenos y un largo etcétera.
Desde los inicios de la la competición, muchos de los avances probados en las pistas (que no todos) han logrado encontrar su camino hacia los coches que conducimos a diario, mejorando su seguridad, eficiencia y rendimiento.
Las inversiones en I+D que los equipos de F1 realizan cada temporada son astronómicas, pero aunque sólo una fracción de ellos se llegase a traducir en beneficios para los conductores, es innegable que las innovaciones que contribuyan a mejorar la seguridad en nuestras carreteras han sido y seguirán siendo una inversión justificada.
Tecnología de competición aplicada a los coches de calle: una evolución cronológica
A lo largo de las décadas, marcas como Ferrari, McLaren o Mercedes-Benz, entre otras, han liderado esta transferencia de tecnología, permitiendo que lo que antes parecía exclusivo para los pilotos de élite ahora esté al alcance de casi cualquier conductor.
Si repasamos por orden cronológico las principales tecnologías que han pasado de la competición a las carreteras transformando la industria del automóvil, uno de los primeros hitos en la transferencia de tecnología entre la Fórmula 1 y los coches de calle ocurrió en 1981, cuando McLaren introdujo el primer chasis de fibra de carbono en su MP4/1.
Este material revolucionó la seguridad y el rendimiento de los coches de competición al ser más ligero y resistente que los materiales tradicionales. Su éxito en la pista no tardó en llegar a los vehículos de producción, con el Mercedes-Benz SLR McLaren como uno de los primeros ejemplos de coches de calle que adoptaron este avance.
Hoy en día, marcas como Aston Martin, Bentley y Jaguar utilizan la fibra de carbono en sus modelos más exclusivos, mejorando la relación peso-potencia y la durabilidad de sus vehículos.
En paralelo, Ferrari desarrolló el motor ‘Hot V’, una configuración innovadora que colocaba los turbos en el centro del bloque motor. Esta solución optimizaba la eficiencia y el rendimiento del motor y, aunque sigue siendo una característica más propia de vehículos de alto rendimiento, se ha trasladado a coches como el Mercedes-AMG GT S y el Porsche Panamera.
Otro avance crucial de los años 80 fue la adopción de sistemas de seguridad como el ‘Control Electrónico de Estabilidad’ (ESC) y el ‘Control de Tracción’, tecnologías que originalmente fueron desarrolladas para mejorar la maniobrabilidad de los monoplazas en condiciones extremas.
Estos sistemas, hoy obligatorios en los coches nuevos, han salvado innumerables vidas al mantener los vehículos estables en situaciones de pérdida de control o adherencia.
Años 90: Suspensión activa, levas de cambio y botones en el volante
Desde sus comienzos, la década de los 90 marcó un nuevo hito con la llegada de la suspensión activa. Este sistema, introducido por Nigel Mansell en su Williams FW14B en 1992, permitía que el coche ajustara automáticamente la altura del chasis según las condiciones del circuito. El exjefe de los ingenieros de Williams, Patrick Head, lo definía así:
“El sistema de suspensión activa tenía un elemento predictivo, pero era esencialmente receptivo. Eso significa que no daba la misma sensación que el coche estándar en cuanto a la rigidez”. Este coche, que se utilizó como base para el FW14 de Newey, incorporaba además una caja de cambios semiautomática y control de tracción, otros dos elementos que llegaron a los coches de carretera y que debemos a los ingenieros de Williams y de AP Racing.
Por otro lado, Ferrari introdujo las levas de cambio detrás del volante en la Fórmula 1 en 1989, lo que permitió a los pilotos realizar cambios de marcha más eficientes sin perder la concentración en carrera. En 1997, esta tecnología llegó al Ferrari F355 y, hoy en día, es común encontrarla en vehículos de todos los segmentos, desde deportivos hasta SUV.
Relacionado con lo anterior, en esta época también surgen los botones en el volante, que permiten al conductor controlar múltiples funciones del coche sin desviar la atención de la carretera. Estos también tienen su origen en la F1 y ahora son un estándar en muchos coches, como sucede con el botón de arranque o ‘Start-stop’.
2000-2010: Sistemas de transmisión avanzados, frenado regenerativo y aerodinámica activa
El cambio de milenio trajo consigo avances en los sistemas de transmisión, como las transmisiones de variador continuo (CVT) o las transmisiones de doble embrague (DCT). Ambas tecnologías, inspiradas en los monoplazas de F1, mejoran tanto la eficiencia del combustible como el rendimiento de los coches de calle al permitir cambios de marcha más suaves y rápidos.
Las transmisiones de doble embrague, en particular, permiten un cambio de marcha casi instantáneo, lo que optimiza la entrega de potencia y mejora el rendimiento.
Otra de las innovaciones más significativas de los 2000 fue la introducción de los sistemas de recuperación de energía cinética (KERS) en la Fórmula 1. Este sistema permite almacenar la energía generada durante las frenadas para su uso posterior, mejorando la eficiencia energética. Hoy en día, esta tecnología se encuentra en muchos vehículos híbridos y eléctricos, como el Volvo XC90, ayudando a reducir el consumo de combustible y las emisiones.
Asimismo, la aerodinámica activa, que debutó en la Fórmula 1 con el sistema de reducción de resistencia aerodinámica (DRS), también ha sido adaptada a los coches de calle. Por ejemplo, deportivos como el Ferrari SF90 o el mismísimo Ford Mustang utilizan rejillas y alerones activos para optimizar la resistencia aerodinámica en función de la velocidad y las condiciones de la carretera.
2010-actualidad: Motores híbridos, neumáticos avanzados y tecnologías de frenado
Se puede decir que la última década ha estado marcada principalmente por la introducción de los motores híbridos en la Fórmula 1 en 2014, un hito que transformó completamente el enfoque hacia la eficiencia energética en la competición.
Los motores híbridos, que combinan la recuperación de energía cinética (MGU-K) y térmica (MGU-H), no solo mejoran el rendimiento de los monoplazas, sino que también reducen su impacto ambiental. Esta tecnología fue adoptada rápidamente por marcas como Mercedes-Benz en sus modelos de calle con sistemas EQ-Boost, que mejoran tanto la eficiencia como el rendimiento. Pero le siguieron muchas más.
Ahora, en plena era de la electrificación, prácticamente todas las marcas ya cuentan con sistemas micro híbridos e híbridos (tanto enchufables como no enchufables) en sus coches. En cuanto a los neumáticos, la experiencia adquirida por fabricantes como Pirelli y Michelin en la Fórmula 1 ha dado lugar a compuestos más avanzados para los coches de calle, mejorando el agarre, la durabilidad y la eficiencia.
Los frenos cerámicos, también originados en la F1, se han popularizado en coches de alto rendimiento, ofreciendo una mayor resistencia al calor y un rendimiento superior en condiciones extremas. Además, el frenado regenerativo, que convierte la energía cinética en electricidad durante la frenada, es ahora una característica estándar en muchos vehículos híbridos y eléctricos.
Coches en continua evolución tanto en las pistas como en las carreteras
La Fórmula 1 ha demostrado ser una fuente inagotable de innovación tecnológica, que ha transformado la industria automotriz y ha mejorado la experiencia de conducción para millones de personas.
Desde los chasis de fibra de carbono hasta los motores híbridos, pasando por las levas de cambio y la aerodinámica activa, la F1 ha sido y es un laboratorio de pruebas que ha llevado la tecnología más avanzada de las pistas a las carreteras. Por supuesto, hay muchas más, aunque hemos querido recopilar las principales.
A medida que la Fórmula 1 sigue evolucionando, con tecnologías emergentes como los biocombustibles o el hidrógeno, podemos esperar que el futuro de los coches de calle continúe beneficiándose de los avances desarrollados en este emocionante deporte. Sin duda, la carrera por la innovación continúa, y todos los conductores salimos ganando.