El Jaguar I-PACE se presentó a principios de 2018 para convertirse en un revulsivo dentro de la marca británica. Saltándose el paso intermedio de los híbridos, la casa del gran felino se metió de lleno en los coches eléctricos con un SUV con muy buena pinta.
Con 400 CV de potencia máxima y hasta 490 km de autonomía, el I-PACE va a tener que pararse un momento en el arcén porque su producción se va a ver detenida. No, esta vez no va a ser culpa del coronavirus de Wuhan, sino porque en la fábrica de Jaguar se han quedado sin baterías para equipar a su SUV eléctrico.
Un significativo parón previsto de una semana
Lo cierto es que el Jaguar I-PACE está funcionando bien. En 2019 vendieron 18.000 de sus SUV eléctricos de los cuales 12.000 se quedaron dentro de las fronteras europeas. Vale, no son cifras asombrosas, pero no están nada mal para una marca que en el viejo continente vendió en total 76.000 coches. Es decir, un 16% de sus ventas fueron Jaguar I-PACE eléctricos.
Por desgracia para la firma ahora esta buena racha va a tener un parón. Según informan en The Times, la factoría de Graz (Austria) donde se ensambla el I-PACE ha tenido que detener la producción porque se han quedado sin las baterías necesarias para el montaje. Estas baterías de iones de litio son producidas por LC Chem en Wroclaw (Polonia).
El parón se iniciará el próximo lunes y desde Jaguar esperan que el problema de abastecimiento no dure más de una semana. Ahora bien, no se trata del primer problema de este tipo en el sector, puesto que tanto Mercedes-Benz como Audi para sus EQC y e-tron han tenido que pausar sus respectivas producciones por problemas similares, también con baterías de LG Chem.
El Jaguar I-PACE es un coche fundamental para la fábrica británica. El principal problema de Jaguar es la marca europea menos eficiente en términos de emisiones, y eso choca frontalmente contra las nuevas normativas anticontaminación y las más que previsibles sanciones procedentes de la Euro6 y el temido límite de 95 gramos de CO₂ por kilómetro de media al año.
Es cierto que estas penalizaciones no afectarán tanto a Jaguar al contar con una cifra de ventas relativamente discreta, por lo que la marca contará con ciertas exenciones, pero serán temporales. Las estimaciones apuntan a que Jaguar Land Rover tendrá que enfrentarse a una sanción estimada en más de 90 millones de euros al año si siguen siendo la marca con la media de emisiones más elevada.
El problema de las baterías no es sólo de Jaguar
Al margen de los problemas particulares que pueda tener una empresa como Jaguar que necesita sí o sí una reestructuración de su gama de coches grandes y pesados hacia mecánicas más limpias, el problema de abastecimiento es y será una realidad a la que los fabricantes van a tener que enfrentarse.
Por lo que parece, al final el problema de los coches eléctricos no es que tengan poca demanda, es que tengan problemas de abastecimiento de su elemento principal: las baterías. Quizá por eso la pila de combustible de hidrógeno está cada vez recibiendo más atenciones, o el creciente interés de los fabricantes por garantizarse el abastecimiento con la fabricación de sus propias baterías como está haciendo Tesla desde hace años. Volkswagen va a invertir 1.000 millones de euros en su propia planta de baterías para sortear problemas como el recorte de Samsung de más de 20 gigavatios/hora (gWh) en baterías a menos de 5 gWh.
Mirando un poco más lejos, este abastecimiento se irá escalando a medida que los vehículos eléctricos se implanten como una realidad cotidiana. Será entonces cuando haya que enfrentarse no tanto al ritmo de fabricación de baterías, sino a la capacidad de extracción de las materias primas de las que éstas se componen.
El níquel, el litio, el cobalto, el grafito, el manganeso y las tierras raras están sufriendo una demanda que ya supera su nivel de producción. Además, sus procesos de extracción tienen un alto impacto medioambiental y son difíciles de reciclar, por lo que es necesario encontrar alternativas que sólo se pueden encontrar a través de la inversión en investigación y el viraje hacia baterías más eficientes (en estado sólido), reciclaje y tecnologías basadas en materias primas más sostenibles.
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