El FBI destapa una trama de estafa de venta de coches clásicos... ¡por casi 4 millones de euros!

Habitual es la práctica de vender coches clásicos a través de portales de compra venta o de subasta. Carne de coleccionistas, estas joyas sobre ruedas se ponen a disposición de los compradores a cuantías que pueden ser notablemente elevadas según modelo, sobre todo si han pertenecido a una celebridad. Pues atento porque no todas son de fiar: el FBI acaba de destapar una trama de fraude de venta de automóviles clásicos cuya cuantía se eleva por encima de los 4,5 millones de dólares.

La cuantía no es precisamente pequeña, unos 3,9 millones de euros al cambio, como tampoco lo es la cara de estos estafadores que acaban de ser denunciados por el FBI y la fiscalía del sur del estado de Nueva York. En total, 25 han sido los implicados en esta trama, que comenzó a operar en noviembre de 2016 hasta su detención el pasado mes de julio.

El objetivo de los estafadores, que han sido acusados de conspiración de fraude electrónico y encubrimiento de blanqueado de dinero, era conseguir dinero fácil para sacarlo de EE.UU. a costa de los amantes de los coches clásicos. Lo hacían a través de anuncios falsos y de la creación de empresas igualmente inexistentes. De encontrarlos finalmente culpables, los detenidos podrían enfrentarse a penas de hasta 50 años de cárcel.

Así estafaban a los incautos

Según informa Autoclassics, esta red de estafa suplantaban concesionarios, páginas web de subastas y de comercio electrónico. Cuando las víctimas hacían clic en el anuncio, y tras pactar el precio dado el caso, éstas eran remitidas a supuestas compañías, las cuales aceptaban el pago y aseguraban de encargarse del transporte del vehículo clásico comprado.

Pero las joyas sobre ruedas adquiridas por los probres compradores nunca llegaron a sus manos. Las empresas eran falsas: a su nombre se crearon cuentas bancarias y controladas por los estafadores, listas para recibir en sus fondos el ingreso de los incautos que picaban con los anuncios.

Casi al mismo tiempo que se hacía efectiva la transferencia, los timadores acudían a las entidades bancarias para retirar los fondos, normalmente en mismo día en el que se realizaba el ingreso. Las cantidades no eran muy elevadas para no levantar sospechas, impidiendo así que los propios bancos informaran de irregularidades. Pero poco a poco, en este más de año y medio, consiguieron atesorar una fortuna que llegaba hasta los casi 4 millones de euros.

Las cuantías, una vez retiradas, eran enviadas fuera de EE.UU., normalmente con destino a países de Europa del Este, de donde son originarios la mayor parte de los estafadores detenidos. Por su parte, las víctimas del fraude no sólo no recibían su coche, sino que tampoco recuperaban su dinero, llegando a registrarse casos de solicitudes de préstamos por un bien que jamás existió. La picaresca no tiene límites...

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