Más que un coche, Edsel fue un desastroso dromedario que diseñó un comité de sabios a partir de un galgo con ruedas
Hace muchos años, en una galaxia muy cercana, una broma recurrente en oficinas aseguraba que "un dromedario es un galgo diseñado por un comité". No utilizábamos internet, así que la broma viajaba de fax en fax. Y el cartelito con el pobre galgo al que cada miembro del comité colgaba sus mierdas hasta conseguir un bicho que no era galgo ni dromedario ni seguramente contentaba a ninguno de los partícipes en la chapuza colectiva... poblaba las paredes de las salas de administrativos mientras centenares de comités seguían a lo suyo.
El Edsel es un ejemplo de coche concebido por uno de esos comités. Todo un dromedario desastroso generado a partir de un pobre galgo con ruedas que acabó como tenía que acabar: mal.
Cuando un grupo de mentes pensantes se coordina para sacar un proyecto adelante, puede ser que el proyecto sea exitoso, que falle... o que sea un edsel (en minúscula, lexicalizado como el ejemplo perfecto de los fracasos industriales). Lo curioso del comité que dio vida al Edsel es que no estaba compuesto por cuatro descerebrados, sino todo lo contrario: eran muchos más que cuatro y además no iban cortos de cerebro, precisamente.
Los Whiz Kids, un comité de mentes brillantes... a las que nunca pedirías un coche
Edsel Bryant Ford, hijo de Henry Ford, fue presidente de la Ford Motor Company desde 1919 hasta 1943, año de su fallecimiento. Sin nadie que pudiera tomar el mando de la empresa, a los 79 años Henry Ford volvió a hacerse cargo de la firma que había fundado en 1903. Pero en 1945, debido al avanzado deterioro de salud que evidenciaba, y con una Ford Motor Company atravesando un duro momento financiero, fue forzado a dejar paso a su nieto, Henry Ford II.
Ya bajo las órdenes de Henry Ford II, en 1946 la Ford Motor Company contrató a algunas de las mentes más brillantes de Estados Unidos para que ayudaran a recuperar la empresa. Eran los Whiz Kids, un grupo de 10 veteranos de la Segunda Guerra Mundial cuya preparación en analítica y control financiero era asombrosa y completamente prometedora, salvo por el hecho de que nunca antes habían trabajado en el sector de la Automoción.
El grupo lo lideró Charles Bates Thornton (Tex Thornton), un coronel especializado en control estadístico. Bajo su mando estaban Theodore Wilbur Anderson, Charles Bosworth, Joseph Edward Lundy, Robert Strange McNamara, Arjay Miller, Ben Mills, George Moore, Francis Reith y James Wright.
La mayoría continuaron su carrera en Ford, más allá de aquel grupo de trabajo. Incluso Robert McNamara presidió la compañia en 1960, justo antes de ser secretario de Defensa (1961-1968) y presidente del Banco Mundial (1968-1981). También fueron notables las carreras de Arjay Miller, que sería presidente de Ford entre 1963 y 1968, y de J. Edward Lundy, quien entre otros cargos desempeñaría la función de director financiero de la compañía desde 1967 hasta 1979.
Es decir, se trataba de un equipo de mentes brillantes. Sin embargo, puede que les faltara visión relacionada con el proceso de creación de un automóvil, un real conocimiento de los gustos del público... Pasión por el automóvil, en definitiva.
Conscientes de que no sabían qué podría interesar a los compradores, los Whiz Kids hicieron lo que seguramente nunca habría hecho el abuelo Ford, aquel que refiriéndose a los tiempos del Ford Model T dijo lo de:
"Si hubiera preguntado a los clientes qué querían, me habrían pedido caballos más rápidos".
O eso asegura la leyenda. En cualquier caso, es algo aceptado que los clientes suelen opinar solamente por lo que conocen. Y que quienes sirven bienes o servicios a esos clientes deberían contar con una base de conocimiento mayor.
El caso es que los Whiz Kids hicieron lo que sabían hacer: análisis estadístico. Empezando por el nombre de los Edsel, que es un buen ejemplo de cómo se gestó el proyecto. Fruto de los primitivos estudios de mercado que llevaron a cabo, los Whiz Kids dedujeron que el nombre que llevara el vehículo:
- Debía ser una denominación breve.
- Debía ser un nombre directo y sencillo pero memorable.
- Debía comenzar por las letras C, S o J.
- Debía evitar contener las letras K, M y W.
- Debía evitar sonar pedante.
De montones de propuestas, emergieron las que darían lugar a los diferentes modelos Edsen: Citation, Corsair, Pacer y Ranger. Pero este fue sólo el principio de una gestión de proyecto que dio un resultado tan frío y distante como este inicio puede presagiar. Es una lástima, porque los Edsel podrían haber sido una interesante punta de lanza para Ford, pero les faltaba algo muy importante en el mundo del Automóvil: alma.
El resultado del sesudo trabajo de los Whiz Kids intentando reflotar la Ford Motor Company se materializó en un sonoro fracaso llamado Edsel, un proyecto que fue manejado por tantas manos de aquel comité de sabios que terminó por no tener una dirección clara. Y eso el público lo percibió enseguida y reaccionó en consecuencia. Así fue como los compradores dieron la espalda al Edsel.
Por el precio de un Mercury, llévese un adefesio
La nueva administración de Ford comparó su estructura de marcas con la que tenían General Motors y Chrysler, y concluyó que Lincoln no competía con Cadillac sino con Oldsmobile, Buick y DeSoto. La Ford de los Whiz Kids desarrolló entonces un plan para subir un peldaño a Lincoln, situando a Continental como marca premium en la gama de Ford, además de rellenar el hueco que dejaría Lincoln. La reestructuración de Ford fue uno de los pasos más ambiciosos de aquel periodo.
El problema viene cuando uno observa la tabla de precios de las marcas de Ford, y encuentra que los Edsel competían de forma extraña con los Mercury, con precios por arriba y por abajo y sin que quedara muy claro cuál era el papel de cada una de las dos marcas de un mismo fabricante que rivalizaban en un mismo segmento.
Precios Free On Board en dólares. 1958 | |||
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FORD | EDSEL | MERCURY | LINCOLN |
Custom 300: 1.977 — 2.119 | |||
Fairlane: 2.196 — 3.407 | |||
Fairlane 500: 2.410 — 3.138 | Ranger: 2.484 — 2.643 | Medalist: 2.547 — 2.617 | |
Pacer: 2.700 — 3.766 | Monterey: 2.652 — 3.081 | ||
Corsair: 3.311 — 3.390 | Montclair: 3.236 — 3.597 | ||
Citation: 3.500 — 3.766 | Montclair: 3.236 — 3.597 | ||
Park Lane: 4.280 — 4.405 | |||
Capri: 4.803 — 4.951 | |||
Premiere: 4.334 — 4.798 | |||
Continental: 4.802 — 4.927 | |||
Fuente: Wikiwand. |
Y por estos precios, difíciles de asimilar por los compradores, ¿qué recibía quien adquiría uno de esos Edsel? Modernidad, lujo y un diseño diferente, con elementos como los que vemos sobre estas líneas, incluyendo algo tan novedoso como un avisador de velocidad máxima superada.
Bueno, y fallos de motor, de dirección, de la transmisión, consumos excesivos a cambio de una potencia ridículamente escasa... Lo cierto es que el coche hacía aguas, e incluso en varios casos los Edsel llegaban a los concesionarios sin terminar, ya que los operarios de la cadena de montaje se confundían con los Mercury que estaban acostumbrados a fabricar, y dejaban piezas sin montar.
Era un desastre en toda regla que acabó por exasperar a los vendedores de coches, que no sabían cómo hacer frente a aquellos coches incompletos y mal acabados. Y, como suele suceder cuando un producto exaspera a un vendedor, los distribuidores dejaron de creer en el proyecto Edsel. No les vamos a culpar.
Su diseño tampoco se libraba de la críticas más feroces. Aunque el padre oficial de la criatura fuera Roy A. Brown, creador del Lincoln Futura que con los años conoceríamos como Batmóvil, el frontal de los Edsel, aderezado con aquella estrafalaria parrilla vertical, recibió chascarrillos por parte de quienes veían ahí o el collar de un caballo o directamente una vagina. Hoy habríamos hablado del Edsel como un coche con cara de coño o algo así, y en 1958 no se quedaron muy atrás.
Tampoco el nombre de la gama fue el más acertado del mundo. Tras barajar hasta 6.000 denominaciones, los responsables del proyecto decidieron utilizar el nombre del fallecido Edsel Ford. Henry Ford II se opuso a que el proyecto tomara el nombre de su progenitor, pero no logró imponerse al comité. Casi dando la razón a Henry Ford II, la sabiduría popular demostró que la elección de Edsel no fue buena idea cuando comenzó a referirse a aquellos disparates automovilísticos con sobrenombres como weasel (comadreja) o dead cell (batería muerta).
Y porque no había internet, que si llega a haber... Lo que sí existió fue una gran campaña para promocionar la nueva gama de la Ford Motor Company, incluyendo un programa de una hora en la cadena CBS: 'The Edsel Show', que contaba con las actuaciones de Frank Sinatra, Bing Crosby, Louis Armstrong... y que interesaba más a la audiencia que el propio coche que promocionaban en pantalla. Una verdadera pena para los valedores del proyecto.
Tres anuncios del Edsel que eran mejores que el Edsel
A decir verdad los anuncios eran del estilo que se llevaba por aquel entonces: largas explicaciones y largos planos con los que mostrar el vehículo en todo su esplendor. En cualquier caso, la presencia de los Edsel en el metraje habría estropeado el resultado hasta al mismísimo Don Draper, de 'Mad Men'. Edsel era un coche que no funcionaba. En ningún aspecto.
Es que ni los ladrones lo querían
Por si los problemas derivados de la creación del Edsel fueran pocos, la gama que estaba llamada a cubrir las necesidades de la Ford Motor Company se desplegó coincidiendo con un momento de recesión económica en Estados Unidos. Las ventas cayeron en picado en todos los fabricantes, y la marca del óvalo azul no fue una excepción.
Ford anunció la cancelación del programa Edsel el 19 de noviembre de 1959. Al final de la producción, se habían vendido unas 116.000 unidades del Edsel, de un total de 118.287 unidades fabricadas. En cualquier caso, menos de la mitad del umbral de rentabilidad que tenía el proyecto. En la aventura Edsel, Ford perdió unos 350 millones de dólares de la época, que al cambio actual corresponderían a unos 2.710 millones de euros.
El fracaso es uno de los más llamativos y recordados en la Historia del Automóvil, quizá comparable al fiasco del Tucker Torpedo. No es casualidad que entre los dos inspiraran el despropósito automovilístico creado por Homer Simpson. Pero, sí, también en este caso la realidad superó a la ficción. El Edsel fue real y no consiguió gustar a su público potencial, fuera el que fuera. Nuestro compañero Sergio Parra lo explicaba hace unos años en Xataka Ciencia, a partir de la lectura de El libro de los fracasos heroicos, de Stephen Pile:
Aunque ya fue impopular desde el principio, la popularidad del coche decayó. Un informe comercial de la época comparaba la gráfica de ventas del Edsel con una pista de esquí terriblemente peligrosa. Añadía además que sólo se había dado un caso de robo de un Edsel, que se supiera.
Para profundizar en la Historia del programa Edsel, este documental realizado por Regular Car Reviews es un excelente trabajo que muestra, a lo largo de casi 24 minutos, cómo el más ambicioso de los proyectos puede acabar siendo uno de los más espantosos fracasos, gracias a las formas empleadas por un comité:
Y, para más información sobre los Edsel, quizá no haya nada mejor que el sitio Edsel.com, que además de explicar la gama Edsel de forma muy detallada, rinde homenaje estilístico a Edsel con un horroroso diseño web de 1999 que durante casi dos décadas ha permanecido fiel a su esencia.
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