Los asientos de coche son un elemento que no suele ocupar más de una línea en las pruebas, pero que es sin embargo una parte central. Al igual que a nadie se le ocurre comprar un mal colchón o un sofá incómodo, los asientos tienen su lugar en la historia automotriz debido a la importancia de sentirse cómodos y recogidos mientras conducimos.
En este sentido, Citroën cumple un siglo desde que lanzara el Tipo A con asientos acolchados, y con el paso de los años fue configurando el habitáculo para mejorar la habitabilidad. Y es que desde los asientos tipo hamaca del Citroën 2CV ha llovido mucho.
Los orígenes: el primer coche de Citroën y el C2 de tres plazas
Con un motor 4 cilindros de 1.323 cm³ y una velocidad máxima de 65 km/h, André Citroën presentó en 1919 el Tipo A como un automóvil a precio asequible y con un mantenimiento económico. En su interior, asientos acolchados y tapicería de paño, almohadones, respaldos con resortes, persianas en las ventanillas laterales e iluminación eléctrica.
Los asientos delanteros, extraíbles, se podían ajustar a lo largo y los respaldos eran reclinables. Como un pequeño salón sobre ruedas.
Unos años después, en 1924, Citroën buscó la habitabilidad en el C2 de 3 plazas. Aquí se situó el asiento de la fila trasera en el centro, en lugar de un asiento plegable a un lado, lo que permitió habilitar dos maleteros a ambos lados del vehículo.
Los años antes de la gran crisis
Este interés de la firma francesa por optimizar el bienestar y la habitabilidad en los distintos modelos de su gama llevó a que los asientos fueran los protagonistas de la portada del catálogo de lanzamiento del Citroën C6 Grand Luxe en 1931.
Su motor flotante sería popularizado por la familia de los Rosalie, sus sucesores a finales de 1932. Este modelo también se caracterizaba por un interior amplio y de grandes asientos acolchados.
Y se siguieron probando configuraciones. En 1931 (el último año antes de que la crisis económica de Estados Unidos se instalara en Francia), el descapotable biplaza C4 G Roadster hacía su aparición con un asiento situado en la parte trasera, que quedaba fuera del alcance de la capota, y tapicería de cuero verde.
En 1934, una de las muchas innovaciones del Traction Avant fue un nuevo diseño del armazón del asiento y del cojín.
Nace el mito del 2CV y sus asientos tipo hamaca
Año 1935. Michelin adquiere Citroën y Pierre Michelin reemplaza a André Citroën en la dirección de la empresa. Su idea inicial es proponer a los conductores rurales un automóvil del pueblo, y se realiza un sondeo nacional para determinar precio, velocidad y capacidad.
Este proyecto de coche "pequeñísimo" desembocaría en el mítico 2CV de 1948 una vez la guerra terminara.
Su corto pero exigente pliego de condiciones, elaborado a mediados de los años 30, era bastante claro: ser capaz de transportar una cesta de huevos por un campo de patatas sin que se rompiera ninguno.
La comodidad fue una de las características de este modelo, con marcada vocación espartana. En los años 60, se puso de manifiesto en una campaña publicitaria en la que una abuela aparecía tricotando en el interior del coche sentada en una mecedora, haciendo ver que se sentía como en casa.
Además, el 2CV introducía una primicia en su segmento con sus asientos tipo hamaca, que eran totalmente extraíbles y se podían utilizar para sentarse en el exterior en salidas al campo. Un ejemplo de modularidad muchas décadas antes de que se empezara a hablar de ella en el mundo del automóvil.
Nuevos diseños y materiales
El lanzamiento de la suspensión hidroneumática en el Citroën Traction 15 Six en 1954 supuso un salto de varias décadas en aspectos como el confort y el comportamiento en carretera.
Esta revolución en la unión al suelo del vehículo tuvo también su reflejo en el habitáculo, en el que se buscó crear un espacio acogedor, con una cálida y suave tapicería de terciopelo en los asientos.
Más adelante, para los BX, GS, CX y SM, la marca creó asientos ultraconfortables que ofrecían amortiguación suave y apoyo para el muslo y las piernas, así como un relleno lumbar.
La marca gala guarneció estos modelos con su tela especial 'Jersey', inaugurando nuevos materiales para el gran público.
Con un generoso espacio para las piernas de los pasajeros de las plazas traseras, el CX Prestige fue el primer Citroën en estar equipado con asientos tipo 'salón' en la parte trasera, inspirados en el sector de los jets privados, junto a reposapiés elevados.
Llega la época de la la modularidad y los concepts
La modularidad pasó a ser la gran protagonista en la década de los 90, con la llegada, en 1991, del Citroën ZX y su banqueta trasera abatible, que aumentó al máximo las posibilidades de su maletero y se extendió al resto de marcas.
Tres años después, el Evasión incorporaba el reglaje longitudinal de los asientos y, ya casi en el siglo XXI, el Xsara Picasso ofrecía asientos con cierta facilidad para ser desmontados y con una mayor libertad de configuración.
No se perdió de vista el confort, como demuestra el C6 Lignage, con asientos individuales con múltiples reglajes, o el Citroën C6, producido entre 2006 y 2012 que estaba equipado con asientos traseros con estilo 'primera clase' reclinables eléctricamente.
Ya en 2008, el concept Hypnos contaba cuatro asientos compuestos por numerosas células en forma de prisma que podían hincharse o deshincharse a demanda para ofrecer un masaje lumbar y dorsal. Están dispuestos de manera helicoidal de una parte a otra de la hélice central.
En 2014, con el C4 Cactus, un modelo 'made in Spain' que inauguraba una nueva era para Citroën, la marca introdujo el concepto de asiento tipo 'sofá', una adaptación de los bancos delanteros de los modelos clásicos.
Y por fin en 2019, nos encontramos con materiales con memoria de forma que trasladan el mundo de los colchones y las zapatillas deportivas a los coches.
La conducción autónoma irá encumbrando cada vez más los asientos de coche, donde el habitáculo se convertirá en un espacio dedicado al ocio y al descanso y la cesta de huevos del 2CV quedará como un lejano recuerdo que revisitaremos de vez en cuando.
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