Moverse en el apocalipsis no es sencillo. Para muestra 'The Last of Us', la nueva y exitosa serie de HBO que adapta el famoso videojuego de Naughty Dog. Y es que como en toda distopía que se precie, sus protagonistas tienen que recorrer largas distancias. En su caso, esquivando por el camino a zombies infectados por un traicionero hongo que ha desatado una mortal pandemia.
Pero pese a la crudeza de la serie y de los muchos pormenores que tienen que afrontar los personajes, hay aspectos que no son realistas. Y no nos referimos a los infectados, sino por ejemplo algo tan sencillo como conducir un coche. Al menos si es térmico. Porque un automóvil de combustión necesita carburante y el combustible no es eterno.
La gasolina no dura 20 años: se degrada mucho antes
En la serie, la trama precisamente arranca con la necesidad de viajar: Joel (Pedro Pascal) quiere buscar a su hermano y necesita la batería de un camión. Para ello recurre a las Luciérnagas, un grupo rebelde que no quiere pasar por el aro del autoritarismo de FEDRA.
Entonces la providencial Ellie (Bella Rampsey) entra en la ecuación: si Joel y su compañera la llevan a un punto de encuentro, tendrán su ansiada batería. El trayecto que cubren en este primer periplo lo hacen a pie porque no tienen otra manera de moverse.
El caso es que en al final del tercer capítulo, Joel y Ellie consiguen una pick-up gracias a unos viejos conocidos de Joel: una Chevrolet S-10. La camioneta consigue arrancar, pero tras recorrer varios kilómetros tienen que parar. ¿El motivo? La gasolina.
Este problema lo plantean al principio del cuarto capítulo. En esta secuencia (abajo en el vídeo) vemos a Joel extrayendo gasolina de otro coche para insuflarlo a la Chevy. "¿Tenemos que hacer esto cada hora?", pregunta Ellie. "La gasolina se estropea con el tiempo. Esta es casi agua", explica Joel. Y así es, pero con una salvedad: tras dos décadas en el depósito del oxidado y abandonado automóvil, la gasolina no se podría usar ni siquiera con esta técnica.
De tres a seis meses, como mucho un año. Los carburantes se degradan debido a la oxidación. El tiempo que tardan en echar a perder sus propiedades varía por múltiples factores: la composición del propio combustible, la temperatura, la incidencia de la luz o la presencia de metales que catalizan la oxidación, entre otros.
De esta manera, los expertos señalan que, en el depósito de un coche, la gasolina se mantendrá en su estado totalmente óptimo únicamente entre tres y seis meses. Este intervalo varía por ejemplo en el caso de la temperatura a la que esté expuesta: se señala que a 20ºC comenzaría a degradarse en seis meses y a 30ºC en tres meses.
Aunque el uso de aditivos (antioxidantes, desactivadores de metales e inhibidores de corrosión para proteger las superficies metálicas) pueden permitir que ronde el año de vida útil. Pero desde luego no 20 años, que es el tiempo que ha transcurrido en la serie desde que estallara la pandemia que puso fin a la civilización.
De hecho, en el caso de la gasolina estadounidense, la degradación es mayor debido a que en la mezcla se recurre al etanol. Este compuesto se degrada bastante rápido, por lo que la gasolina que lo incluya en su composición puede comenzar a degradarse en menos tiempo: entre uno y tres meses, según detalla JD Power.
Resumiendo: parar cada hora para extraer nuevo combustible de otro vehículo serviría de más bien poco, pues la gasolina habría perdido toda su utilidad. En un hipotético futuro distópico no podríamos usar coches o vehículo alguno, a menos de que se siguiera produciendo carburante de alguna manera.
En favor de 'The Last of Us' diremos que al menos plantean ese problema, aunque no sean rigurosamente realistas, lo que no siempre ocurre en este tipo de tramas distópicas.