Si tenemos un accidente conduciendo nuestro coche, una de las peores situaciones con las que nos podemos encontrar es un vuelco. Sin embargo, hay gente con mucho tiempo libre, un Volkswagen Golf y unos tubos metálicos que piensa otra cosa.
El desafío no es tan sencillo como parece. Para empezar nuestros amigos tuvieron que hacer su flamante Volkswagen Golf bastante más corto y para seguir la estructura sobre la que rodaría el vehículo tendría que aguantar el peso del propio coche y del temerario conductor.
La verdad sea dicha, hicieron un buen trabajo. Ciertamente la estructura aguanta todos los intentos, y además su curvatura no describe un semicírculo, de manera que la parte más cercana a la trasera del coche es más recta para facilitar la última fase del giro, en el que el vehículo ha perdido la mayor parte del impulso que llevaba.
A pesar de que consiguieron su objetivo, pretenden seguir mejorando su invento. Quizá su nuevo reto sea dar más de una vuelta de campana. Tener complejo de hamster es lo que tiene.