Los pocos Acura (Honda) NSX de primera generación que sobreviven a nuestros días están muy cotizados, pues hablamos de uno de los superdeportivos de motor central y tracción trasera más admirados de la mítica década de 1990. Con el maestro Ayrton Senna a los mandos (ojo a los míticos mocasines) esta belleza casi era capaz de volar.
A principios de mes, en Carolina del Norte (EEUU), se detectó un NSX de 1991 que había sido encontrado en el fondo del río Yadkin tras haber sido robado supuestamente hace más de veinte años. Pese al estado lamentable en el que se encuentra, unos preparadores especializados han pagado por él 8.500 dólares (poco más de 7.800 al cambio) y pretenden restaurarlo.
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A todas luces, devolverle la vida al pobre NSX hallado en 2019 y apodado “Loch NSX” va a estar complicado, pero para los preparadores de Helix Auto Works la esperanza es lo último que se pierde.
Casi dos décadas de lodo, barro, piedras y todo tipo de suciedad son muchos (incluso ha nacido vida en su interior). Ya no tiene ventanillas, el pilar A está dañado y el motor quedó fosilizado bajo el capó, pero por lo demás “está en buenas condiciones”, que diría algún que otro vendedor en Wallapop.
Según sus compradores, el odómetro del NSX se paró cuando apenas contaba con 62.764 km en su haber (39.000 millas, en este caso).
Con un bagaje similar se han llegado a vender NSX como este por más de 80.000 dólares en ‘Bring a Trailer’ hace solo unos años aunque, lógicamente, el estado de conservación de uno y otro no es comparable.
Su nuevo propietario, Jay Bozeman, uno de los cofundadores de Helix Auto Works, al parecer, planea volver a ponerlo en marcha, pero todavía no está seguro si intentar restaurarlo por completo o convertirlo en un coche de carreras. Motor, electrónica, transmisión... sea como fuere le va a costar muchas horas de trabajo.
Lo que menos le asusta es liberar a la carrocería de la gran cantidad de mugre que almacena o los daños en el pilar A, producidos al sacarlo del río. “Tenemos pistas sobre posibles donantes de piezas para eso”, dice.
Quizá Bozeman no haya hecho la compra más inteligente (o más rentable) de la historia, pero que haya alguien lo suficientemente loco por los coches como para querer rescatar y restaurar esta joya nos parece digno de admirar.
Después de todo, el pobre NSX no nació para pasar la mayor parte de su vida en el fondo de un río: todos merecemos una segunda oportunidad.