La pista de aterrizaje creada hace décadas para el Transbordador espacial STS del Centro Espacial Kennedy (Florida, EEUU) de la NASA es una de las más largas de su tipo del mundo, pues mide 4,572 km. Hace más de una década que dejó de usarse con el fin para el que fue creada y, entre otras cosas, hoy en día se utiliza para realizar pruebas de aceleración.
Recientemente, un grupo de afortunados clientes de Bugatti tuvieron el privilegio de llevar sus coches al límite en la pista y TopGear aprovechó para comprobar si un Bugatti Chiron Super Sport es capaz de alcanzar una velocidad máxima superior a la de un transbordador espacial al tocar tierra. El vídeo es impresionante.
Una carrera de velocidad a más de 300 km/h
Según la propia agencia espacial NASA, su transbordador STS se desplaza a unos 110 metros por segundo al tocar tierra, lo que equivale nada más y nada menos que a 396 km/h. Cuando se despliega el paracaídas de arrastre que ayuda a frenarlo, su velocidad desciende a unos 95 metros por segundo, o lo que es lo mismo, 342 km/h. Casi nada.
Hacer una carrera de aceleración entre un transbordador espacial y un superdeportivo de la talla del brutal Bugatti Chiron Super Sport, a priori no tiene mucho sentido. Y es que hablamos de uno de los coches más potentes jamás creados por la marca francesa (con permiso del one-off Bugatti Centodieci) con casi 1.600 CV de potencia total, un par de 1.600 Nm desde 2.000 rpm y una velocidad máxima de 439 km/h.
Esto debería ser suficiente para hacer que el transbordador mordiese el polvo, pero hemos de reconocer que si tenemos en cuenta todos los factores que pueden afectar a una carrera tan loca como esta, que son muchos, el reto gana enteros en emoción. Para muestra el vídeo, cuyo resultado es espectacular.
Además, la intención de Top Gear, como la propia publicación ha dicho en sus redes sociales, era homenajear tanto a uno de los coches más rápidos del mundo, ahora "que está a punto de jubilarse" (de momento, quedan en pie las distintas series especiales), como al transbordador (este ya jubilado) en un entorno donde es seguro y legal hacerlo.
Aunque era de esperar que el Chiron Super Sport superase el peculiar reto, durante la grabación, el coche llegó a superar los 401 km/h sin apenas esfuerzo frente a los 354 km/h que llegó a alcanzar la nave espacial.
La violencia y el desgaste causados por la desaceleración de una máquina de 100 toneladas desde esa velocidad hasta cero en unos 1.524 m fue tan salvaje que ahora la NASA podría tener que gastar aproximadamente unos 50.000 dólares en caso de querer reparar los frenos (poco más de 46.500 euros).