Todos tenemos esa imagen en la cabeza que las carreras de aceleración tan populares en EE.UU. no son más que un entretenimiento aburrido para los gustos europeos, pero puede que estemos equivocados. En las pistas de dragster americanas los vehículos más rápidos y potentes del mundo se baten el cobre por acabar carreras al sprint que se deciden por milésimas.
Cada gramo, cada caballo de potencia, cada segundo sin grip sobre el asfalto cuentan. Y también cuentan mucho los reflejos del piloto, como podemos ver en este vídeo en el que Doug Kalitta consigue domar su Mac Tools Top Fuel Dragster con miles de caballos cuando ya está de lado. Piérdete durante un minuto entre piezas que se retuerce, neumáticos deformados y detonaciones perfectamente visibles.
No me quiero imaginar las fuerzas a las que se somete el cuerpo del piloto. Los motores de ocho litros sobrealimentados son capaces de producir picos de 10.000 caballos de potencia.
No tengo muy claro si me gustaría encontrarme a los mandos de un bicho de estos que se meriendan los cuartos de milla en menos de cuatro segundos a más de 500 km/h, o lo que es lo mismo, una aceleración que expone tu cuerpo a más de cuatro veces la fuerza de la gravedad en cada lanzada.