Los roadster de propulsión trasera y caja manual son coches concebidos para el puro disfrute. Nuestro hoy protagonista lo es, pero a sus mandos poco se ha disfrutado. De hecho, prácticamente nunca.
Se trata de un Dodge Viper de primera generación que en sus casi 30 años de vida ha sido un mero un cartel publicitario. La buena noticia es que ahora mismo está en el taller recibiendo los mimos pertinentes para volver a estar de punta en blanco. La mala, que seguirá siendo un cartel publicitario.
Musgo por doquier y el V10 como si fuera un nido de pájaros
Este Dodge Viper se lleva desde 1996 aupado a un poste de casi 10 m, dominando sobre el cartel de Audubon Chrysler, un concesionario de Henderson (Kentucky). Saluda a los que entran a esta ciudad. Y quizá los que allí lo ven aupado pensaban que era una maqueta. Pero no, es un coche real, con su V10 atmosférico bajo el capó.
Más o menos cada 15 años, recibe su pertinente restauración: el miércoles de la semana pasada lo bajaron de su pedestal para ello, como también lo hicieron en 2009.
Los años a la intemperie lo han dejado hecho unos zorros: la pintura se cae a cachos tras horas de sol, frío y calor. En el marco de su ventanilla izquierda domina el musgo que da gusto. Su mecánica está llena de barro, ramas y hojarasca. Se señala que las tareas de restauración durarán más o menos un mes.
Según detalla Jacob Schreiber, un usuario de Facebook que ha retratado toda la escena del descenso de este Viper al suelo terrenal, este biplaza deportivo nunca ha estado en activo: "Me dijeron que ha estado allí desde que era nuevo". Lo confirma uno de los comentarios, de uno de los empleados de este concesionario: "Trabajo en Audubon Chrysler, era un coche nuevo cuando lo pusieron en el cartel. Tiene 19 km (recorridos)".
Por desgracia, este seguirá siendo su cometido. Según ha detallado el dueño del concesionario al medio local Tristate Homepage, "regresará a su puesto en el cielo". Así que hay poco espacio para la esperanza para este pobre Dodge Viper.
Si bien está considerado uno de los símbolos de esta ciudad y un estupendo reclamo para los clientes, se parte bastante el alma pensando que podría haber tenido una vida mucho más digna. Desconocemos si tenía alguna falla técnica cuando se decidió su cometido hace 28 años. Ojalá fuera así, dolería un poquito menos.
Fotos: Jacob Schreiber en Facebook.