El pequeño clásico se ha vuelto rebelde y sobre todo llamativo. Es un
Fiat 500 600, hermano gemelo del
Seat 600, tuneado: exagerado alerón, llantas doradas en un eje ensanchado que sobresale de la carrocería, volante y pomo aparentemente de madera y sobre todo llamas, muchas llamas tanto en el interior como en el exterior, acompañadas de una especie de
monstruo pintado en la parrilla. ¿Da miedo eh? Aunque lo que más miedo me da a mi son las fundas de los asientos, dignas de coche abandonado en una cuneta.
Vía | autoblog.it
En Motorpasión | Un Fiat 500 con remolque