Dos días antes de que dé comienzo la 35ª edición de la "era moderna" de la famosa Carrera Panamericana, la división de personalización de Porsche ha presentado un one-off muy especial con el que rinde tributo al primer deportivo de la firma alemana que venció en esta competición: un precioso Porsche 356 S Cabriolet con el dorsal número 11.
Por encargo de Porsche Latinoamérica y Porsche México, y con un fin solidario, el bautizado como Porsche 911 Carrera Panamericana Special utiliza la base de un 911 (tipo 992) Carrera S Cabriolet de tracción trasera del año 2022, e incorpora detalles únicos de diseño, tanto en el exterior como en su habitáculo.
Un one-off con mucho significado
La historia de Porsche está tan ligada a la de la Carrera Panamericana, que la marca de Stuttgart debe al legendario rallye mexicano las denominaciones de dos de sus modelos: "Carrera" y "Panamera".
La prueba, que nació en la década de 1950, se consideró una de las más duras y peligrosas del mundo desde sus comienzos hasta 1988, cuando se implementaron fuertes medidas de seguridad y el recorrido pasó a adoptar una forma similar al de hoy en día.
Buena parte de la historia de Porsche en el automovilismo deportivo comenzó a forjarse en la Carrera Panamericana desde sus primeras ediciones, aunque no fue hasta 1952 cuando el primer Porsche consiguió la victoria en la categoría general de “vehículos con motor de hasta 1.500 cc".
Se trataba del precioso Porsche 356 Super Cabriolet azul conducido por el príncipe Paul Alfons von Metternich y el barón Manuel Antônio de Teffé, que lucía el dorsal número 11.
Ahora, las divisiones de Porsche Latinoamérica y Porsche México han querido rendir homenaje a esta unidad con una versión verdaderamente única y firmada por Porsche Exclusive Manufaktur que se subastará el año que viene con fines benéficos, según la marca.
Los expertos han partido de la base de un 911 (tipo 992) Carrera S Cabriolet de propulsión trasera que no ha sufrido modificaciones a nivel mecánico. En cambio, a nivel estético el resultado es igual de elegante que espectacular.
En el exterior de este one-off llaman la atención elementos como el esquema de colores utilizado en la preciosa carrocería azul inspirada en la original, y con acentos en color blanco, como en la parrilla del capó del motor.
Como no podía ser de otra forma, el número 11 tenía que estar presente en esta versión. Así, luce con tipografía antigua tanto en el lateral del coche como en la trasera, donde las luces centrales se han oscurecido para crear tal efecto óptico cuando se encienden.
Otro elemento a destacar también es la capota, que está acabada en un color gris Grafitti característico de otros modelos de la marca como el 718, pero nunca visto hasta ahora en un 911.
Las llantas de diseño Turbo pintadas a mano (con un tamaño de 20 pulgadas en el eje delantero y de 21 en el trasero) con pinzas de freno en color negro brillo rematan el conjunto.
A juego con el exterior, el sobrio habitáculo del one-off también luce distintivos característicos. Entre ellos, destacan los asientos deportivos acabados en gris Crayón (mismo color de los paneles de las puertas o el salpicadero) con costuras en contraste y el logo histórico de la Carrera Panamericana bordado en color azul Grafito.
El Porsche 911 Carrera Panamericana Special lleva una placa identificativa en el lado del copiloto en la que se puede leer “911 Carrera S – La Carrera Panamericana 1952”.
La instrumentación con detalles en blanco, las inscripciones de las puertas, la proyección del modelo en el suelo y la iluminación ambiental son otros detalles encargados de poner la guinda de este one-off tan especial.
Porsche y Panamericana: una relación más que consolidada
En la actualidad es difícil imaginar cómo se vivían las carreras por etapas de la era dorada del automovilismo, en las que bólidos extremadamente potentes y peligrosos conducidos por intrépidos pasaban a velocidades de vértigo por vías públicas atestadas de aficionados e incluso se aproximaban a escasos centímetros de casas particulares.
Era la esencia de la famosa Mille Miglia italiana o de la Carrera Panamericana, creada a su imagen y semejanza por las autoridades de México, que tuvo una vida corta pero intensa en su versión original.
Esta duraba de cuatro a seis días, sumaba un recorrido de unos 3.000 km que atravesaba México desde El Paso en Texas hasta la frontera con Guatemala y albergaba etapas durísimas que ponían a prueba la destreza de los pilotos: buena parte de los caminos eran de tierra o bien, aunque estuvieran asfaltados, el firme no era precisamente el de las autopistas europeas.
Además, el recorrido tenía grandes desniveles, y a veces se pasaba en el mismo día de los 1.200 m a 3.000 m de altitud, y tramos al sprint que incluían rectas en las que se superaban fácilmente velocidades de 230 km/h.
Las primeras carreras se limitaron a los sedanes de cinco plazas, pero incluso entonces, los peligros inherentes al evento se hicieron evidentes con los primeros accidentes mortales. En 1951, el reglamento ya pasó a permitir deportivos.
"Afortunado es el que sobrevive como piloto de carreras", decía el piloto alemán Hans Herrmann. Junto a sus compañeros (como el checo Jaroslav Juhan) cosechó muchos éxitos para Porsche desde que se permitió la entrada de deportivos a la competición y durante los cinco años de duración de la carrera “clásica”.
Un año después de la celebración de la última edición en esta etapa breve de la Panamericana, Porsche adoptó la denominación “Carrera” para un 356 con un nuevo motor de cuatro cilindros.
Desde entonces esta denominación se convirtió en sinónimo del 911, empezando por el famoso 911 Carrera RS 2.7, presentado en el Salón de París en octubre de 1972. En la actualidad, Porsche utiliza el nombre Carrera para sus modelos básicos de su modelo más icónico.