Por segunda vez este año, Tesla vuelve a encarecer las tecnologías que equipan sus modelos. Según anunció el propio Elon Musk en Twitter hace escasos días, a partir del próximo 5 de septiembre quien desee equipar su coche con el paquete 'Full Self Driving' (FSD) deberá abonar 15.000 dólares (14.990 euros aproximadamente).
Este nuevo precio supone un aumento de unos 3.000 dólares con respecto a los 12.000 dólares (11.992 euros) que la marca venía cobrando hasta ahora por el más completo de sus sistemas de conducción semiautónoma. No obstante, el sobreprecio no se reflejará en los pedidos realizados antes de esa fecha.
Por el momento esta subida sólo afectará a los clientes de Estados Unidos, mientras en Europa se mantienen sin cambios los precios actuales para este extra. En concreto, en España es posible añadir el FSD a un Model 3 por 7.500 euros.
Más caro... y sigue sin conseguir lo que prometía
Desde el lanzamiento oficial de su versión 1.0 para los propietarios de Tesla allá por 2015, Elon Musk no se ha cansado de pregonar a los cuatro vientos las virtudes de su Autopilot, prometiendo una y otra vez que esta tecnología alcanzará la autonomía total en un futuro no muy lejano.
Promesas incumplidas aparte, sus desarrolladores están inmersos en ello. El exponente más completo de este software (el mencionado FSD) ya permite a los modelos de la marca californiana realizar por sí solos maniobras complejas como adelantamientos, giros en intersecciones, cambios de carril, entrar y salir de un hueco de aparcamiento o incluso seguir las rutas fijadas en el navegador.
Sin embargo, a pesar de su desarrollo constante el FSD sigue presentando fallos de funcionamiento lo suficientemente destacados como para que todavía sea muy prematuro dejar en sus manos el gobierno completo del coche.
Dichos problemas son reportados por los clientes adscritos a los programas de testeo público de Tesla, quienes bajo su propia responsabilidad ponen a prueba estas funciones durante sus trayectos del día a día, en carretera abierta.
Precisamente junto al anuncio de la subida del precio, Tesla ha publicado la versión beta 10.69, la cual en opinión de estos 'testers' sigue teniendo algunos problemas en los cruces de calles o carreteras, especialmente en los giros a la izquierda.
Y es que, no en vano, la capacidad de cambiar de dirección de forma autónoma lleva tiempo siendo un quebradero de cabeza para los ingenieros de Fremont, en tanto en cuanto el FSD sigue sin adaptarse del todo bien a intersecciones con diseños poco habituales o delimitadas por marcas viales y otras balizas sobre el suelo.
Así le sucedió a un empleado de Tesla, quien a principios de año publicó un vídeo (el cual le costaría el empleo) donde su propio Model 3 se 'comía' un bolardo utilizado para dividir carriles en una calle de su localidad.
Pero el FSD no sólo está, a día de hoy, expuesto a las críticas públicas de quienes lo montan en sus coches. El propio gobierno de EE UU, a través de su agencia de seguridad en automoción NHTSA, mantiene abiertas desde abril dos investigaciones formales sobre esta tecnología, la cual figura como causante en varios accidentes mortales registrados desde 2016.
Aun con todo, la marca norteamericana, lejos de alimentar polémicas, colabora activamente con esta agencia, siendo el mejor ejemplo las 11 llamadas a revisión efectuadas bajo su requerimiento en lo que llevamos de 2022.