Hace unos días el presidente Barack Obama realizó una visita a una fábrica de componentes eléctricos, y uno de los trabajadores le preguntó por qué su coche presidencial no es híbrido. Pues es una buena pregunta. Obama respondió lo que le contaron los ingenieros de Cadillac en su día.
Al estar totalmente blindado, es un coche que pesa 2-3 veces más que un coche normal, y que hacía falta un motor muy poderoso para moverlo con alegría en caso de emergencia. Con una solución híbrida no habrían conseguido la aceleración deseada, por eso utiliza un motor de gasolina 6.5 diesel de alta potencia (0-100 km/h en 15 segundos).
Parece un argumento sólido, que con tanto peso un híbrido no iría bien. Pero da la casualidad de que no hablamos de un motor de gasolina de menos de 2 litros y con un motor eléctrico de 60 CV. Pues bien, existen argumentos para demostrar que esa tecnología existe, y el problema de los ingenieros es otro.
En General Motors tienen híbridos bastante grandes. Ante vosotros el Cadillac Escalade Hybrid, que pesa unas 2,7 toneladas. Combina un motor 6.0 V8 con un motor eléctrico, la potencia está en torno a 330 CV y 500 Nm de par máximo. Bastaba con hipervitaminar esa arquitectura “un poquito”, como han hecho con el Obamamóvil (Cadillac Presidential Limousine).
Es más, en la industria pesada se utilizan híbridos desde hace años. ¿Quieren decirme que una locomotora ferroviaria diesel-eléctrica pesa más menos que el coche del presidente? ¿Qué hay de los grandes camiones de minería? Veamos un gráfico y tosco ejemplo…
El Liebherr T 282B pesa 203 toneladas en vacío, con una masa máxima autorizada de 592 toneladas (como 200 veces el coche presidencial). Con un motor diesel de 90 litros y 3.650 CV de potencia se alimentan unos generadores, que pasan electricidad a los motores eléctricos que están conectados a las ruedas. Vamos, un híbrido.
Vale, sólo alcanza 65 km/h, pero este ejemplo es demasiado bestia. No hay transmisión mecánica, embragues o cajas de cambio que resista tantísimo castigo, pero un motor eléctrico sí puede. ¿Qué impulsa a los trenes? Motores eléctricos, y pesan una auténtica salvajada.
Lo siento señores, pero sus argumentos no me parecen válidos. Admitan que no sabían hacerlo, que no había dinero para I+D o que no les dio la real gana, y así habrían quedado mejor. De todas formas, por muy híbrido que fuese ese coche, llamarlo “ecológico” habría sido ir demasiado lejos.
Bastaba con mover su bestial motor con bioetanol, combustible más fácil de conseguir en Estados Unidos (no es como España). Matan tres pájaros de un tiro: requiere mucha menos I+D, gana más potencia y de paso lo hacemos más ecológico. Consumiría mucho más, pero, ¿a quién le importa eso?
¡El presidente se mueve en distancias medias/largas en cualquier cosa menos un coche! Si el consumo de E85 es 90 l/100 km… los Fórmula 1 también consumen eso. Se le pone un depósito más grande y listo. Si será por soluciones… Como dice mi madre, “Que no me cuenten milongas”.
Por cierto, a modo de curiosidad, cuando Barack Obama era senador, se desplazaba en un Chrysler 300C 5.7 V8. Al proclamarse candidato a las elecciones, lo cambió por un Ford Escape Hybrid (el SUV más eficiente de América en su momento). Así limpió un poco su conciencia automovilística.
En la industria, el que quiere, puede. El fabricante que no tiene híbridos en su gama, es que ha llegado tarde a la fiesta, no porque no sea posible. Deja de ser imposible cuando lo consigues. Barack, si llegas a este post, que sepas que cumplo el 4 de julio y acepto sobornos por hablar bien de coches americanos.
Vía | El Mundo Motor
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