En comparación con la madurez técnica sus homólogos de combustión, los coches eléctricos están en plena pubertad. Cada vez aparece algo nuevo o novedoso que permite ir un poco más allá a los vehículos impulsados mediante energía eléctrica y, como es de esperar, los récords son un claro objetivo que los fabricantes buscan batir de manera constante.
Están muy lejos aún de las burradas que se han hecho y se siguen haciendo para ser el vehículo con ruedas más rápido del planeta, pero no hay que olvidar que la competición es un caldo de cultivo perfecto para evolucionar la tecnología. Los Formula E son rápidos y hasta ofrecen carreras más entretenidas que los F1, pero ¿qué pasa y qué va a pasar con los eléctricos "de calle"? Porque aquí hay mucha tela que cortar.
Lo que pasa en la calle, ¿se queda en la calle?
En su día y después de muchos precedentes que aprovechaban el empuje constante de los motores eléctricos, Tesla (cómo no) fue quien pegó el golpe sobre la mesa al dotar a su Model S del modo Ludicrous, capaz de lanzar la gran berlina americana a 100 km/h desde parado en sólo tres segundos. Unas cifras que parecen corresponder sólo a deportivos pura sangre, pero no.
Si pegamos un salto de vuelta al viejo continente, hasta un BMW i3 es capaz de acelerar tan rápido hasta los 100 km/h como un BMW M3. Algo que te cuenta tu cuñado y no te lo crees, pero es un dato empírico.
Cifras, números y datos, todo es marketing
Aparte de ser un tema de prestaciones puras, las cifras frente al crono, igual que las que reflejan los bancos de potencia, son puro marketing. Un caballo de más en una ficha técnica de dos competidores idénticos significan más ventas de ese modelo (dejando a un lado el tema de los gustos y la estética).
En esta carrera contra nadie por desarrollar coches eléctricos cada vez más capaces y rápidos. Siempre hay alguien que quiere ponerse al frente, llamar la atención, captar inversores y ganar clientes. Aunque la movilidad eléctrica sea un fin ecológico, no deja de ser el futuro inevitable de los fabricantes y por lo tanto un pastel del que todos quieren una porción, y cuanto más grande sea, mejor.
Bajo éstas premisas, la empresa americana Genovation se lanzó de cabeza a la piscina de modificar en profundidad un Chevrolet Corvette Z06 de 2006. El poderoso motor V8 dejó paso a un motor eléctrico que, asociado a una caja de cambios manual, arruga el asfalto con una potencia de 700 caballos y un par motor superior a los 810 Nm entregados a las ruedas traseras.
Tras haber batido con 300,63 km/h hace unos meses al eléctrico más rápido, un prototipo finlandés que alcanzó los 284,85 km/h, decidieron mejorar su coche y hacer un nuevo intento. Mismo coche, mismo escenario, diferentes especificaciones. Aunque de momento no las han concretado.
El resultado no ha podido ser más exitoso. Sobre la pista de aterrizaje del Kennedy Space Center (Florida), el Genovation Extreme Electric ha conseguido alcanzar unos magníficos 330,88 km/h certificados por la International Mile Racing Association. Por lo tanto, destrozaron su objetivo de superar las 200 mph, marcando 205,6, y convirtiéndose por lo tanto en el vehículo eléctrico homologado para circular por carretera más rápido del mundo.
Aunque está desarrollado para batir récords, este Corvette GXE dicen que es capaz de alcanzar una autonomía de 210 km en conducción normal, al mismo tiempo que mantiene un reparto de pesos 50/50 y baja el centro de gravedad con sus baterías alojadas en el suelo.
Quizá el Corvette GXE sea de lo más cool que te puedes encontrar ahora mismo. Esa mezcla entre puro músculo americano y propulsión eléctrica a más de 300 km/h le dan un toque morboso, está claro. Pero no es lo más extravagante ni mucho menos en cuanto a un coche eléctrico de récord. Y lo más prestacional, tampoco.
Los casos puntuales empiezan a ser una plaga
Un personaje de la farándula del motor, Jonny Smith, del programa Fifth Gear ha conseguido batir el récord con el vehículo eléctrico de calle más rápido en completar el cuarto de milla. El reloj se clavó en sólo 9,8697 segundos a una velocidad de 195,90 km/h.
¿Y sabes lo mejor? Que el vehículo al que se ha hecho la conversión es un diminuto Enfield 8000, un pequeño urbano utilitario de los 70 bautizado como Flux Capacitor al que han enchufado un motor eléctrico que produce una potencia de 500 CV y supera los 1.350 Nm de par motor para sólo 850 kg de peso.
Con estos números logra ser un segundo más rápido que un Tesla Model S P 90D. Bajar de los 10 segundos ya es un logro, pero más aún cuando el coche casi se ha hecho en un garaje particular. No obstante sus objetivos eran inferiores, apuntaban a los 12 segundos. Una cifra que a la vista del vídeo quedó totalmente sobrepasada en el primer lanzamiento.
Pero como en el mundo del motor somos así, nunca nos parece suficientemente rápido, así que Smith ya está buscando opciones para mejorar el rendimiento de su motor DC de 9 pulgadas alimentado por baterías de iones de litio Kokam de origen militar.
Y antes aún de estos dos, el carismático Rhys Millen también batió un récord para un eléctrico en otra competición. Completó la Pikes Peak International Hill Climb 2016 sólo seis segundos por detrás de Romain Dumas, el vencedor absoluto de la prueba.
Las prestaciones de los vehículos de competición empiezan a meterle el miedo en el cuerpo a los viejos motores de combustión. Sus prestaciones empiezan a emparejarse y es sólo una cuestión de tiempo que los superen.
Por suerte, esta lucha tiene una derivada muy positiva, y es que en algún momento toda esta tecnología de competición derive en los vehículos de calle. No parece que al final los eléctricos vayan a ser tan aburridos como nos los pintaban, pero ¿es el ocaso de los tubos de escape?