A no ser que seas un fan de la lucha libre de la WWE/WWF, no sabrás quién es John Cena. Además de campeón de lucha libre, es actor, presentador y hombre mediático en general. Cena es un excelente comunicador y tiene una serie, Auto-Geek, en YouTube. También tiene una envidiable colección de coches. Por todas esas razones, la marca del óvalo azulo accedió a venderle un Ford GT.
Así John Cena fue uno de las 500 personas a las que Ford le vendió un coche, a pesar de una demanda muy superior. Eso sí, en el contrato de venta se estipulaba que Cena, al igual que todo los compradores, tendría que esperar al menos dos años antes de vender el coche (para evitar la especulación con el GT). El problema es que John Cena esperó tan solo dos semanas antes de vender su Ford GT de 460.000 dólares. En Dearborn no dudaron un instante y ya le ha caído una demanda.
Lo curioso es que Ford no solamente le demanda por incumplimiento de contrato, sino también por fraude, engaño, dolo y otros delitos. Normalmente, con un incumplimiento de contrato tan claro, Ford no debería tener problemas en ganar la demanda y recibir una indemnización por ello. Sin embargo, Ford no incluyó en el contrato una clausula en la que se especifica el montante de la penalización o indemnización a pagar si algún cliente incumple la clausula de no venta del coche.
Tal como explica el columnista y abogado de Road and Track, Steve Lehto, ese ha sido el error de Ford. Ahora, la marca tendrá que explicar en los tribunales de Michigan hasta qué punto su negocio se ha visto mermado por esa venta si quiere cobrar algo. ¿Y si Cena vendió el coche por el mismo precio que lo compró? ¿Y si se lo vendió a un personaje todavía más mediático, uno que sería un mejor embajador de la marca? En ese caso, Ford no tendría nada que rascar porque la venta no sería dañina para Ford, tanto en términos financieros como de imagen de marca.
Así, Ford pide una indemnización por “pérdida de imagen de marca, de la actividad de su embajador de marca y buena fue del comprador”. Recordemos que uno de los requisitos para que Ford le vendiese un GT a alguien era sacar el coche en eventos, track days y a ser posible en los medios de comunicación y redes sociales. Más allá de la clausula de no venta, todo es cuestión de argumentación y de si se puede demostrar o no.
¿Cómo terminará? De entrada, ganaran los abogados. La argumentación sobre los apartados de pérdida de imagen de marca y demás pueden eternizarse. Y los abogados cobran por hora... Luego, la imagen de Ford podría no salir del todo bien, habida cuenta de la legión de fans de John Cena (una de las razones por las que le vendió el coche, es jutamente esa, porque es famoso).
Lo único claro es que Ford pone una indemnización en los próximos contratos de venta del GT o no podrá impedir que se especule con su preciado buque insignia.