Hace cosa de un año la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras de EEUU (NHTSA por sus siglas en inglés) abrió una investigación debido a decenas de siniestros viales en los que estaba involucrado un modelo Tesla y vehículos de primeros auxilios que el Autopilot no pudo identificar a tiempo.
La investigación se amplió un mes después a 12 fabricantes y ahora, la NHTSA ha anunciado que está investigando más a fondo cómo se relaciona el Autopilot con vehículos de emergencia detenidos en la calzada, lo que podría llevar a una gran llamada a revisión que afectaría a los cuatro modelos.
Más de 800.000 Tesla fabricados entre 2014 y 2021
De acuerdo al informe de la agencia de seguridad, los 14 siniestros viales investigados en los que estuvieron involucrados un Tesla provocaron 15 heridos y un fallecido.
Está actualizando así la evaluación preliminar que comenzó en agosto del año pasado a un análisis de ingeniería; el siguiente paso de una posible llamada a revisión que afectaría a unos 830.000 Tesla.
En concreto, la investigación se centra en los Model S fabricados entre 2014 y 2021, Model X (2015-2021), Model 3 (2018-2021) y Model Y (2020-2021).
La NHTSA está interesada en comprender el funcionamiento del piloto automático de Tesla y cómo interactúa con vehículos de emergencia estacionados en la calzada a raíz de varios accidentes, y por qué el Autopilot devolvió el control al conductor en promedio "menos de un segundo antes del primer impacto".
La agencia descubrió que la mayoría de los conductores tenían las manos en el volante (como requiere el piloto automático), pero que no tomaron medidas evasivas a tiempo. En cuatro de los choques, Tesla no emitió ninguna "alerta visual o de timbre durante el ciclo final de uso del piloto automático".
La NHTSA también está revisando otros 100 accidentes que ocurrieron con vehículos Tesla que usaban el piloto automático, pero que no involucraron vehículos de primeros auxilios.
Nos encontramos así con un problema de dos caras: conductores que sobrevaloran las capacidades de un sistema de conducción autónoma de nivel 2, y una tecnología que aún tiene que aprender a manejar lo imprevisible.