De perdidos al río, debió pensar este conductor poco amigo de las normas tras huir de la policía varios kilómetros y ser interceptado: ni corto ni perezoso, decidió dar el último trago de su cerveza antes de ser detenido. Todo esto rodeado de agentes apuntándole.
Se enfrenta nada menos que a nueve cargos contra el tráfico. Entre ellos beber mientras conducía, pero además iba sin seguro, sin cinturón y circulaba con el carnet retirado. Una joyita.
Manos arriba a medias: una en alto, en la otra la cerveza
Ocurrió en Forrest City, la ciudad más grande y la sede del Condado de St. Francis, Arkansas. La policía local estaba persiguiendo una Dodge Ram: le habían intentado dar el alto la conductor, pero decidió huir. A la persecución se unió una patrulla de la policía estatal de Arkansas, que recibió el aviso.
Fue este último coche policía el que comandó la persecución, ganando metros y situándose detrás de la pick-up. Recorrieron varios kilómetros hasta que, ya fuera de la ciudad, le interceptaron con la clásica maniobra de inmovilización: PIT o Técnica de Intervención de Persecución, por sus siglas en inglés.
Básicamente, consiste en empujar al perseguido por un lateral de la trasera del coche para que pierda el control y se detenga. Tras la maniobra, la Dodge Ram volcó y acabó en una zanja. En el vídeo grabado por la cámara on board del coche patrulla vemos hasta una rueda salir despedida.
Varios agentes rodearon el coche del infractor, pistola en mano, al grito de "sal del coche con las manos en alto". Unos segundos después vemos al conductor de marras salir del coche con una mano en alto pues en la otra llevaba una lata de cerveza. Y ya puestos, le dio un trago. Los agentes alucinaron. De hecho se oye en el vídeo que uno de ellos apunta: "Ha salido de la pick-up después de que volcara bebiendo una cerveza".
Según se detalla en la descripción del vídeo, los agentes identificaron al infractor como Andre T. Hunter. No se indica el motivo por el que le dieron primeramente el alto antes de iniciar de la persecución. Y es que había perpetrado no pocas infracciones de tráfico.
Hunter circulaba sin llevar el cinturón de seguridad abrochado, pero también sin seguro en regla y con el carnet retirado, por lo que ya era reincidente. A ello se añade conducir bajo la influencia del alcohol, circular con un envase abierto (la cerveza en cuestión) y bebiendo, negarse a someterse al test de alcoholemia, desobediencia a la autoridad y hacer un cambio de carril indebido.
Un estupendo combo. Aquí en España se le imputarían como mínimo dos delitos de tráfico: negarse a hacer el test de alcoholemia y conducir teniendo el carnet suspendido. Y dependiendo de la tasa que hubiera dado, también por conducir ebrio.
Sea como fuere Hunter se lo tomó con filosofía y decidió dar ese último trago antes de enfrentarse a lo que se le veía encima. Se señala que, tras ser detenido y debido al impacto, fue trasladado al hospital por molestias en el hombro. Debería estar una larga temporada sin conducir y seguramente cumplir condena, aunque ya no tendría que haber circulado en primer lugar teniendo la licencia suspendida.