En 2020, el 48,7% de los conductores que murieron en accidentes de tráfico había consumido alcohol, drogas o psicofármacos: un 3,2% más que en 2019, pese a que hubo un 25 % menos de desplazamientos en carretera a consecuencia de la pandemia. Se trata de 291 automovilistas del total de 597 fallecidos.
Así lo recoge la Memoria de hallazgos toxicológicos en víctimas mortales de accidentes de tráfico 2020, que fue presentada ayer.
Este estudio muestra una radiografía completa en España que relaciona estas variables, pues lo ha elaborado el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses en colaboración con el Observatorio Nacional de Seguridad Vial (ONSV) y la DGT, pero también los Institutos de Medicina Legal y Ciencias Forenses de varias comunidades: Cataluña, País Vasco, Aragón y Murcia.
Ya a finales del año pasado la DGT alertó de que se estaba incrementando el número de positivos en controles de alcohol y drogas: en los últimos tres meses de 2020 se pasó de un 35 % a un 50 %. Y en el caso de los test realizados a conductores que había sufrido un siniestro vial, el porcentaje se elevó del 19 % al 23 %.
Casi el 80 % registró tasas de alcohol muy elevadas
Así, este estudio saca a relucir el cóctel explosivo que supone mezclar alcohol o drogas con conducción, pues prácticamente la mitad de conductores fallecidos en siniestros viales había ingerido estas sustancias o bien psicofármacos o incluso una mezcla de los mismos.
De las mismas, la más frecuente ha sido el alcohol, estando presente en un 31,2 % del total de automovilistas fallecidos. Además la gran mayoría, un 78,5 %, arrojó una tasa muy elevada: igual o superior a 1,2 g/l.
Unos niveles que la DGT considera como grado de intoxicación severa: entre 0,8 y 1,5 g/l se estima conducción peligrosa y entre 1,5 y 2,5 g/l muy peligrosa, ya que la percepción o los reflejos se ven considerablemente comprometidos con dichos niveles, además de crear falsa sensación de seguridad o producir graves alteraciones en la toma de decisiones, entre otros.
Hay que recordar que la tasa máxima permitida por ley es de 0,5 g/l de alcohol en sangre y de 0,3 g/l en el caso de los conductores nóveles y profesionales.
Y en lo que toca a las drogas, los más detectados han sido la cocaína (60,8 %) y el cannabis (53,3 %), mientras que en psicofármacos los más habituales han sido las benzodiacepinas (62,5 %), los antidepresivos (40 %) y los opioides (26,2 %).
De igual manera, es preocupante el incremento del consumo de este tipo de sustancias en conductores: en los últimos diez años se ha incrementado un 6,2 %. Además, la ingesta de drogas ilegales es la que más ha crecido, un 7,6 %, por delante del alcohol (3,1 %) o los fármacos de tratamiento de trastornos psiquiátricos (1 %).
La gran mayoría, hombres y la mitad conductores de coches
En cuanto al perfil de estos automovilistas fallecidos, llama la atención que el 94,8 % fueron hombres frente al 5,2 % de mujeres. "Si solo hubiera habido mujeres conduciendo, en vez de 291 muertes hablaríamos de 15", ha señalado Antonio Alonso, director del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF).
Por otro lado, en cuanto a edad, la franja mayoritaria ha sido la comprendida entre los 25 a 54 años (el 68,4%) y más de la mitad de estas muertes (un 57,8 %) se produjeron en días laborables. La excepción es Cataluña, donde la mayoría de estos accidentes mortales se produjeron en fin de semana.
De igual manera, los conductores de coches están a la cabeza: el 49,1 % de los fallecidos conducía un automóvil, mientras que las motos y ciclomotores ocupan el segundo lugar con un 39,2 %.
Por último, esta memoria también refleja un incremento en los peatones fallecidos por atropello que habían consumido alcohol o drogas: 56 de 136, lo que se traduce en un (41,2%). En su caso también un elevado porcentaje, un 73,3%, superó la tasa de 1,2 g/l.
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