Desde el próximo jueves 1 de julio, todos los coches eléctricos e híbridos nuevos fabricados en Europa deberán llevar equipado el sistema de aviso acústico (SAAV), o AVAS por sus siglas en inglés, que alerta de su presencia a bajas velocidades.
Esta tecnología ya pasó a ser obligatoria en todos los vehículos híbridos o eléctricos de nueva homologación desde julio de 2019. Pero ahora, desde julio de 2021, también se obligará a ello a todos los coches nuevos equipados con este tipo de mecánicas alternativas pasados los dos años de adaptación para los fabricantes contemplados por la normativa europea.
El objetivo de este cambio regulatorio es del reducir los accidentes y siniestros a consecuencia de la baja rumorosidad de este tipo de vehículos, pues su motor eléctrico a bajas velocidades apenas emite ruido, suponiendo un riesgo potencial para peatones y ciclistas que pueden no advertir su presencia.
A bajas velocidades y sin posibilidad de desconectarlo
Los sistemas de aviso acústico AVAS que deberán equipar ahora todos los coches con mecánica eléctrica de nueva fabricación deben cumplir con los requisitos fijados por la regulación dictada desde Bruselas.
Afecta por tanto a los cero emisiones (eléctricos, eléctricos de rango extendido y de pila de combustible de hidrógeno), pero también a híbridos convencionales e híbridos enchufables.
Se exige que esta tecnología se active de forma automática desde el arranque hasta una velocidad de 20 km/h, además de cuando el vehículo circule marcha atrás.
Por otro lado, el sonido que deberá emitir este sistema deberá ser superior a los 56 decibelios (equivalente a una conversación), pero nunca exceder de los 75 decibelios, que es el nivel máximo fijado para los coches equipados con motores térmicos.
Además deberá ser continuo y similar al de un vehículo con propulsor térmico, en definitiva imitando el de los coches gasolina o diésel y con variaciones en función de la velocidad.
Por otro lado, según el Reglamento nº 138 de la Comisión Económica para Europa de las Naciones Unidas (CEPE), que modifica el Reglamento de la Unión Europea 540/2014, prohíbe a los conductores que apaguen temporalmente el aviso, por lo que estos sistemas AVAS no deberán contar con un interruptor para este fin como se había contemplado inicialmente.
Solo en el caso de los coches híbridos, cuando el motor térmico está en funcionamiento el AVAS no tendrá que generar sonido alguno. Además, en caso de que los automóviles ya lleven un aviso sonoro específico para la marcha atrás instalado previamente, tampoco es necesario que se active.
Por último, se contempla que los fabricantes ofrezcan diferentes sonidos a fin de que los clientes pueden escoger entre distintas opciones.
Más seguridad para los peatones pero, ¿qué hay de la contaminación acústica?
La obligación de instalar los sistemas AVAS ha venido apoyada por diversos estudios que señalan a los coches eléctricos e híbridos como potencialmente peligrosos para los usuarios más vulnerables a bajas velocidades y en entornos urbanos.
Por ejemplo, según un estudio de la NHTSA (National Highway Traffic Safety Administration) se concluye que estos automóviles tienen un 19 % más de probabilidades de causar un accidente en estos supuestos, esencialmente en lo que toca a atropello de peatones.
Y en el caso de España, según recoge la DGT, un análisis de la ONCE señalaba que la probabilidad de atropello aumentaba en un 40 % en el caso de los modelos silenciosos, es decir cuando solo opera la mecánica eléctrica.
Pero la seguridad de peatones y ciclistas entra en contradicción con la batalla contra la contaminación acústica.
Según señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), el límite máximo aconsejado de rumorosidad del tráfico debe ser de 53 decibelios durante el día y de 45 decibelios durante la noche, siendo por tanto superiores los valores fijados para los AVAS por la normativa europea (entre 56 y 75 decibelios).
De hecho, en países como Francia ya se han empezado a instalar radares de ruido para identificar y sancionar a los vehículos más ruidosos. También se utilizan estos dispositivos de control en Reino Unido, así como en Suiza.
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