Que no me llueva ni se me haga de noche ni se me pinche una rueda, que me da un ataque

Seguimos adelante tú y yo en nuestro paseíllo de la semana pasada, cuando hablábamos de aquel estudio de Goodyear sobre conductores jóvenes que deberían pero no volverían a la autoescuela. En la primera parte, que hábilmente titulé “¿Volverías a la autoescuela?“ te conté mis pareceres sobre la calidad de la enseñanza y la calidad del aprendizaje, y soy consciente de que me dejé muchas cosas en el tintero del ordenador este que tengo.

Hoy quizá cargue un poco más la pluma, pero sobre todo tiraré un poco más del hilo del estudio, porque hay algunos datos que me han dado que pensar por lo que dicen, y también por lo que no dicen. Hoy la cosa va de comparativas en función de los datos que dan los señores de las ruedas.

Hablaremos de éxito y fracaso en el aprendizaje de la conducción, hablaremos de sexo (bueno, de diferencias de género, no te flipes), hablaremos de nacionalidades… Vamos, que, conociéndome, la cosa se me puede ir rápidamente hacia los tópicos. Pero no hay problema: cuento contigo para que no se nos desmadre demasiado el asunto.

Antes de seguir, voy a aportar los datos básicos del estudio, que el otro día lo esbocé un poco y quizá valga la pena comentar algo más. Esta recogida de datos la realizó la agencia IPSOS (una de las grandes) para Goodyear por medio de encuestas online a 6.400 conductores en activo de: Austria, Bélgica, República Checa, Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Polonia, Rusia, España, Suecia, Suiza, Sudáfrica, Turquía y Reino Unido.

Cuando el éxito se mide por el índice de aprobados

Y empezamos por el éxito y fracaso del aprendizaje… medido por la única vara de medir que hoy por hoy tenemos en forma de dato oficial: el índice de aprobados y suspensos a la primera. Sí, yo tampoco creo en ese dato, pero es lo que hay. Y lo que hay es que en general un 84 % de los alumnos aprueban la teórica a la primera. En España, el dato asciende al 87 %.

¿Quién dijo que la teórica es difícil? Ni lo es ni, mejorando el aprendizaje, tendría por qué serlo. Es decir, daría por bueno el 87 % si en el aprendizaje de la teórica se garantizase un aprendizaje de la teórica. Como no es el caso, pues equiparo el examen de la teórica con una manga, cedazo, paño, cesto o vasija en que se cuela un líquido (+).

En los últimos años el temario ha evolucionado a pasos agigantados con la adición de un buen temario de Seguridad Vial, pero suceden básicamente dos cosas: la primera, que la mejora es mejorable; la segunda, que al libro le sobra bastante paja, empezando por la revisión de los aspectos normativos y acabando por los primeros auxilios.

Un día lo mismo le dedico una edición de fauna en ruta a este subtema. Si estás de acuerdo, no tienes más que decírmelo.

Vamos ahora a por el práctico. Cuando tenemos que la gran novedad es que ahora los examinadores dejan que “el aspirante” circule sin indicaciones por la ciudad mientras los datos dicen que los conductores jóvenes tienen miedito de la noche y de la falta de adherencia, es que hay algo que no acaba de funcionar.

Y no funciona cuando descubrimos que la media de suspensos en la primera convocatoria en los países objeto de estudio es del 32 %, mientras que la media en España es del 43 %. Es decir, que aprueban menos y se preparan… digamos que no bien. Ah, sí, falta la percepción del usuario: en el cómputo global, el 64 % de los jóvenes considera que es relativamente fácil obtener el permiso de conducir en su país.

¿O habría que decir demasiado fácil?

Hablemos de sexo

De esos datos se puede hacer una clasificación por sexos para comentar que en la teórica, en el global de los países objeto del estudio, las mujeres suspenden una pizquina más que los hombres en primera convocatoria (18 % frente a 14 %), y lo mismo por lo que respecta al práctico: un 35 % de las mujeres se examinan más de una vez, por un 27 % de los hombres.

En la nota de prensa no encuentro el dato desglosado para España, y no tengo por aquí el estudio completo para buscarlo, pero veo unos numeritos bastante más interesantes: de aquel tercio de conductores españoles que no se sentían a gusto dando sus primeros pasos en solitario, los números se polarizan por sexos: 43 % para ellas, 24 % para ellos.

Y aquí podríamos hablar de inseguridades, de falta de pasión por el automóvil o de lo que tú quieras. Para mí, está bastante más claro que todo eso. A un alumno, sea hombre, mujer o caracol, si le enseñas cómo debe hacer las cosas y él, ella o ello está de acuerdo, las hará. Y si no, no. Lo que pasa es que quizá ellos se atreven más a improvisar sobre lo que nadie les enseñó y quizá ellas se retraen más. Sobre caracoles no tengo el dato, lo siento.

Que sí, que el aprendizaje falla porque falla la enseñanza desde la base.

Esto es un inglés, un francés y un español…

Uno de los factores elementales (querido Watson) que revela pone de manifiesto el estudio es que la cosa va por barrios. No, no es una novedad, claro, pero ayuda a situarse en el mundo saber algunas cosas:

  • En conducción nocturna, fallamos en un 49 % en el global.
  • En Rusia, República Checa y Turquía, esos índices son del 76 %, 75 % y 72 %.
  • En Dinamarca y Alemania, son del 6 % y el 2 %.
  • En España el dato es del 38 % de los jóvenes conductores.

También estas:

  • En situaciones de emergencia, el 47 % de los conductores están pez.
  • En República Checa, Alemania, Turquía y Francia, el pez llega al 70 %, 60 %, 59 % y 58 %.
  • En Reino Unido y Dinamarca, un 14 % y un 20 % no fueron instruidos en la materia.
  • En España, un 65 % se quedaron igual que estaban.

Total, que no es sólo que en España estemos mal, es que en los países que han participado en el estudio, que no eran pocos, no es que estén mucho mejor. Y no, no es este un caso de “mal de muchos…”, sino una simple constatación. De los datos mencionados, a mí me sorprende ver casos como el de la conducción nocturna en Rusia o el de las situaciones de emergencia en Alemania.

Y como esto se acaba y como sé que me vas a pedir alguna que otra propuesta de mejora para que la cosa no se quede en el estéril terreno de la denuncia, te lo resumiré en una simple oración compuesta. Es necesario crear un programa de formación de largo recorrido según el cual el conductor comience su aprendizaje cuanto antes mejor y acabe cuanto más tarde mejor. Porque le va a ir la vida en ello, incluso más todavía que eso de saber hacer pompones o, qué sé yo, raíces cuadradas a mano.

En Motorpasión | ¿Volverías a la autoescuela?

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