"Pato, pato, pato, pato, pato, pato, pato..." Si la cantinela os suena a Ralphie Wiggum, sed sabedores de que este es, también, el sistema que van a emplear en Villotran para evitarse las temidas bandas reductoras de velocidad, vulgo resaltos. ¿Que qué es Villotran? Pues un pequeño pueblecito de apenas 300 habitantes que está en el departamento de Oise, en Francia (es decir, aquí).
En Villotran quieren utilizar patos para sugerir a los conductores que moderen la velocidad al pasar por el pueblo. La cuestión es que los presupuestos del Ayuntamiento no dan para comprar resaltos normales, por lo que han decidido dar alas a la madre Naturaleza. Repoblarán los estanques de la zona con patos, que siempre queda bien y de paso se ahorran los 150.000 euros que les costaba la broma de los resaltos, ya que la única inversión necesaria es una señal de peligro como esta:
A esto se le llama hacer del problema una virtud. ¿Que hay patos cruzando la calle para ir de excursión a la otra acera? No hay más remedio que conducir más lento y atento. En Villotran hay cinco estanques. De momento, la primera remesa de patos harán acto de presencia en tres de ellos, y de cara a la primavera próxima ya se anuncia que se repoblarán los dos estanques que faltan con un centenar de aves más.
Junto a esta insólita medida se pondrán en marcha otras dos: una, basada en el uso de radares; y la otra consiste en aumentar el número de intersecciones sin señalizar para que sean los conductores quienes se administren en cada caso la norma general de prioridad de paso de la derecha. Se avecinan días divertidos en aquella población francesa.
Quien piense en los patos como víctimas viales, que tenga presente un dato: al parecer en Villotran y sus alrededores el riesgo más habitual con animales en el asfalto es el choque contra jabalíes. Y todo un problema desde 2010, porque desde entonces el seguro obligatorio no cubre los daños por colisión contra un animal salvaje.