Ha pasado muy poco tiempo desde que Ryan Dunn, miembro de Jackass, nos ha dejado para siempre. Las circunstancias de su muerte empiezan a esclarecerse poco a poco, y la palabra “accidente” empieza a perder su sentido, al menos en lo que respecta a él, no a su copiloto.
Al poco de conocerse el accidente, empezaron a circular por la red unas fotos en las que parece estar bastante “cocido”, y de hecho estuvo bebiendo con unos amigos en un bar de West Chester, en Pensilvania (EEUU). Superó en más del doble el límite de alcoholemia del estado.
El trabajo de Ryan, como miembro de Jackass, consistía en hacernos reír demostrándonos cosas que el ser humano puede hacer, pero no debe hacer. Su acto final es de otro tipo, no es para reír, pero sí es para aprender sobre ciertas cosas que no se deben hacer, y menos de forma combinada.
Según el atestado policial, el Porsche 911 GT3 que conducía se estampó contra la barrera de contención de una autovía, y lo que quedó del coche, se hizo añicos contra unos árboles, y de paso se incendió. El coche quedó irreconocible, digo yo que lo más identificable que encontraron fue la matrícula o el escudo de Porsche.
Pero si a todo eso le sumamos la escandalosa velocidad de 208 km/h a la hora de impactar, y vemos las enormes marcas de freno que hay antes de la colisión, debemos entender que Ryan Dunn en cierto modo se lo buscó. A menos de 250 km/h es difícil que fuese, ese coche tiene muy buenos frenos, si impactó a 208, echad imaginación.
También podemos sacar la conclusión, más que evidente, que por muchas medidas de seguridad activa o pasiva que tenga un coche, a ciertas velocidades el margen de supervivencia desaparece, aunque me temo que habría muerto llevase el coche que llevase. Los frenos no pudieron evitar lo “inevitable”, la física impuso sus límites.
Lo que ha ocurrido, le podría haber pasado perfectamente sobrio, pero evidentemente, cuando uno ha bebido, por mucho que “controle”, no tiene sus facultades psicofísicas en un estado óptimo. Y cuando se circula a esa velocidad, especialmente de noche, si no se está al 100%, es una temeridad total. No vio otro amanecer porque se le acabó la suerte.
Por lo visto chocó en la intersección de la carretera 322 con Pottstown Pike, la vista aérea coincide con la imagen del punto de accidente. No parece el lugar adecuado para “probar” las prestaciones de ese coche, cuya punta está más cerca de los 300 km/h que de los 200 km/h.
El acompañante ha sido identificado como Zachary Hatwell, asistente de producción de Jackass. Moraleja: no importa cuán famoso seas, ni cuán bueno sea tu coche, que cuando se juega a la ruleta rusa con varias balas lo raro es que no te pase algo. Lo que ha pasado es una tragedia, pero muchos pueden reflexionar sobre lo que ha ocurrido.
Alcohol y conducción son totalmente incompatibles, y punto pelota.
Fuente | LA Times, El Mundo, TMZ
En Motorpasión | El actor de ‘Jackass’ Ryan Dunn fallece al volante de un Porsche 911 GT3