Así son los radares pedagógicos, el 'arma' de la DGT que te perdona la multa pero combate los excesos de velocidad

Los excesos de velocidad es uno de los principales factores de riesgo que trata de erradicar la DGT. Modificaciones de los límites de velocidad en las carreteras secundarias o un aumento exponencial de los radares con el paso de los años, como el experimentado el pasado verano, son algunas de las maniobras que lo denotan.

Tráfico cuenta con más de 2.000 cinemómetros y hasta nueve tipos diferentes, si bien no todos los dispositivos que encontramos destinados a supervisar la velocidad tienen como último fin la emisión de multas. Este es el caso de los radares pedagógicos, dispositivos colocados en núcleos urbanos y cuyo funcionamiento, grosso modo, se basa generalmente en un sistema láser que mide la velocidad de los vehículos que se aproximan a distancias de hasta 300 metros.

Tirón de orejas sin multa

Si el conductor en cuestión excede el límite establecido, el panel lumínico con el que cuenta este radar educativo refleja en rojo la velocidad a la que circula y, en algunos casos, emite también una advertencia como "reduzca la velocidad". Asimismo, el número se mostrará en verde si el automovilista se ciñe a la velocidad marcada para dicha vía.

Estos aparatos suelen ubicarse en zonas urbanas donde es frecuente que los conductores sobrepasen la máxima velocidad permitida o en áreas con mayor tránsito de peatones, así como próximas a colegios, a fin de que se levante el pie del acelerador.

No obstante, no están dotados de las cámaras necesarias para captar las matrículas ni dar aviso a las autoridades, por lo que la sanción no se efectúa. Su labor es completamente distinta a la que ejercen tanto los radares fijos, móviles o de tramo, o a la vigilancia del helicóptero Pegasus y los drones de la DGT.

En todas las ciudades de España, a 30 km/h

Los radares pedagógicos son, por tanto, una suerte de elemento concienciador, al igual que las famosas cajas de radares fijos vacías, para tratar que la sociedad se ciña a los márgenes de velocidad establecidos.

Se trata de un artilugio que cobrará especialmente sentido cuando entre en vigor la reforma que afectará al Reglamento de Circulación y establecerá un límite genérico de 30 km/h, solo en ciudad y en vías de un carril por sentido.

El principal motivo esgrimido por Tráfico para adoptar esta medida es que "el riesgo de fallecer como consecuencia de un atropello se reduce como mínimo cinco veces si la velocidad del vehículo que impacta es de 30 km/h en lugar de 50 km/h".

La DGT sigue luchando así por reducir la siniestralidad en las vías españolas después de que en 2018 se consumase un incremento de las cifras por cuarto año consecutivo. En lo que va de 2019, 798 personas han fallecido en accidentes de tráfico, siendo el pasado mes el septiembre con la cifra más baja de los últimos nueve años: 94 víctimas mortales.

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