Este año entrará en vigor el nuevo sistema ISA (por Intelligent Speed Assistance, en inglés, un Asistente Inteligente de Velocidad), nos recuerda la DGT. Se trata de un sistema que limitará automáticamente la velocidad del coche en función de la carretera. Así, en una autovía, por ejemplo, el coche no podrá superar los 120 km/h, o los 30 km/h en una calle limitada a 30 km/h.
Este sistema estará presente en todos los vehículos (turismos, vehículos comerciales y vehículos pesados) de nueva homologación a partir del 6 de julio de 2022. Es decir, estará presente sólo en los nuevos modelos que se comercialicen por primera vez después de esa fecha.
Por ejemplo, el nuevo Renault Austral o el nuevo Ford Ranger serán dos nuevos modelos que sí deberían equipar el sistema ISA en Europa. Pero quien compre un coche nuevo que ya se vendía antes del 6 de julio, como un CUPRA Formentor o un Toyota Yaris Hybrid, no equipará el sistema ISA.
Sin embargo, a partir de 2024, todos los coches nuevos que se vayan a vender en la Unión Europea vendrán equipados con el sistema ISA de limitación automática de la velocidad en función de la vía. Siguiendo con los ejemplos anteriores, el Formentor y el Yaris vendidos nuevos en 2024 sí equiparán Asistente Inteligente de Velocidad ISA.
El ISA es una de las innovaciones más importantes en materia de seguridad de los vehículos en las últimas décadas. Se calcula que esta tecnología puede reducir los accidentes en un 30% y las muertes en un 20%.
En España, en 2019 (último año con datos pre pandemia) “la velocidad estuvo presente en el 23% de los accidentes mortales, es decir, más de 300 personas fallecieron en accidentes en los que la velocidad fue uno de los factores concurrentes”, recuerda la DGT.
Cómo puede ISA limitar la velocidad del coche
El Asistente Inteligente de Velocidad se basa en un sistema desarrollado por TomTom y que lleva el nombre de Virtual Horizon. El coche va equipado con una cámara que lee las señales de tráfico y, al mismo tiempo, el sistema extrae la posición del coche vía GPS para conocer la velocidad máxima en ese punto a partir de su base de datos.
Así, por ejemplo, se evita que el sistema confunda la señal de 30 o 60 km/h de algunas vías de servicio con la señal de limitación de la autovía. Por otra parte, en principio, en los tramos con velocidad variable, será la señal luminosa la que mande, generalmente inferior a la habitual del tramo, para evitar excesos de velocidad. También se permite así que el sistema pueda determinar la velocidad máxima en una carretera convencional sin señal.
Una vez confirmado el límite de velocidad, el sistema lo comparará con la velocidad del vehículo. Si se supera este límite, el sistema actuará automáticamente para detener el exceso de velocidad. En un primer momento, el coche avisará al conductor que está superando el límite de velocidad mediante una alerta visual y sonora.
Si el conductor no desiste, y esa es la parte más controvertida, el ISA actuará por sí mismo y hará todo lo posible para que el conductor reduzca la velocidad del coche hasta volver al límite legal. Para ello lo hará con un aviso táctil exclusivamente a través del acelerador.
En concreto, el acelerador empezará a vibrar hasta que se reduzca la velocidad o bien el pedal del acelerador se volverá notablemente más duro, podría ser progresivamente más difícil de pisar. El objetivo no es sólo que sea difícil superar el límite legal, sino que el conductor sea consciente de ello. Que en los coches sea uno u otro se deja a discreción del fabricante.
En cualquier caso puede ser una manera de evitar las multas de tráfico sin tener que pensar en la famosa regla del 7 %, pues el sistema empieza a actuar en cuanto se iguale o supere el límite de velocidad durante más de 6 segundos.
El conductor siempre tiene la última palabra
Además, hay que tener en cuenta que la fuerza necesaria para acelerar nunca será tal que sea imposible superar la velocidad permitida. Es un sistema de respuesta háptica como los que se usan en los aviones de línea. La idea no es impedir a toda costa que se supere el límite de velocidad sino ser consciente de ello y por ende decidir si lo hacemos o no.
Por ejemplo, a la hora de adelantar, el sistema no nos va a obligar a adelantar el camión a 90 km/h en una carretera convencional. Se podrá seguir haciendo como se ha hecho siempre: lo más rápido posible. Sí, el coche nos indicará que, quizá, superamos los 90 km/h, pero no nos frenará y no nos librará de una posible multa por superar en 20 km/h el límite permitido.
En caso de llevar el coche con el control de crucero activado, el coche podría adaptar automáticamente la velocidad en función de la velocidad permitida, “desconectando o reduciendo la potencia del motor, o bien proporcionará un aviso visual y un aviso acústico en cascada”.
De nuevo, en el caso de los sistemas de control de crucero, la Comisión Europea deja libertad al fabricante para decidir qué sistema implementar en su coche: reducción automática de la velocidad o avisos, incluso podrían ser los dos.
Y por supuesto, también será posible desactivar todo el sistema ISA en cualquier momento, pulsando un botón o buscando en los menús y submenús de los modelos que lo fíen todo a una pantalla táctil. Pero hay que tener en cuenta que cada vez que apaguemos el coche y lo volvamos a encender, el sistema ISA volverá a estar activo.
Esto significa que, al final, el conductor siempre mantiene el control en cualquier circunstancia, lo cual es especialmente crucial en situaciones de emergencia. Pero no está claro que esto sea suficiente para convencer a todos los automovilistas.
Para algunos, es una medida de sentido común cuyo impacto en la seguridad vial sólo puede ser positivo. Para otros, es una deriva liberticida que penaliza a todos los conductores por los excesos de algunos.
También, queda por ver qué harán las aseguradoras una vez se haya generalizado el sistema (primas más bajas si no se desconecta, indemnización parcial o nula si se demuestra que fue desactivado, etc).
Pero para juzgar su impacto real, habrá que esperar sin duda unos cuantos años, el tiempo necesario para que una parte importante del parque automovilístico esté equipada con esta tecnología.
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