El Programa Europeo de Evaluación de Automóviles Nuevos, más conocido como Euro NCAP, cumple nada menos que 20 años. No, no intentamos hacerte sentir viejo. Las primeras pruebas de choque europeas revelaron serias deficiencias de seguridad que se desconocían, y supuso un auténtico revulsivo en el escenario industrial británico de finales del siglo XX. Merece la pena echar la vista atrás.
Los test fueron introducidos en febrero de 1997, dejando en shock a fabricantes y consumidores: supuso la sentencia de muerte del Rover 100, que consiguió tan solo una estrella. A partir de este momento, el criterio de los fabricantes dejó de primar y las estrellas de un organismo independiente se convirtieron en una referencia. Ahora 9 de cada 10 coches vendidos en Europa cuentan con la valoración de Euro NCAP.
Los primeros conejillos de indias europeos
Resultó que los vehículos más populares de Reino Unido y Europa no cumplían con los estándares de seguridad en los que los consumidores tenían que confiar. Como tampoco tenían la oportunidad de comparar entre modelos de marcas distintas, se desconocía el potencial peligro que escondían los vehículos con los que se desplazaban.
Con el nacimiento de Euro NCAP comenzaron los test en laboratorios independientes, evaluando daños en conductores, pasajeros y peatones a través de choques frontales y laterales. Los resultados supusieron un antes y un después en la industria automotriz: únicamente se salvaron el Ford Fiesta y el Volkswagen Polo, que consiguieron tres estrellas.
La peor parte se la llevó el Rover 100, que recibió una estrella y una sentencia de muerte. Los expertos aludieron a serios problemas de estabilidad del volante, una excesiva intrusión del compartimento del pasajero y el estado en el que quedó la estructura del vehículo tras el impacto. La puerta del conductor solo pudo ser abierta con herramientas, requisito fundamental para pasar la prueba. En 1998 Rover dejó de producirlo.
Cuando Volvo volvió a brillar
Por su parte, Fiat Punto, Nissan Micra, Vauxhall Corsa y Renault Clio recibieron dos estrellas y sus correspondientes insuficientes. Los criterios eran tan estrictos y las estructuras de seguridad tan deficientes, que ningún vehículo fue capaz de alcanzar los por entonces 10 puntos máximos.
Ante tal descalabro, los fabricantes se pusieron a la defensiva, reclamando que era imposible para cualquier coche llegar a cuatro estrellas. Cinco meses después, el Volvo S40 se convirtió en el primer coche en recibir cuatro estrellas por sus sistemas de protección a los ocupantes. 20 años después, los modelos Volvo S90 y V90 han sido los primeros del año en llevarse las cinco estrellas de Euro NCAP. Por algo será, ¿no?
La comparativa entre dos familiares con 20 años de diferencia
Hoy en día, las pruebas de choque forman parte del proceso de desarrollo de cualquier vehículo antes de ser lanzado al mercado. Desde que se fabricara el primer dummie de la historia en 1950, las investigaciones sobre la seguridad de los vehículos han evolucionado enormemente. Lo podemos comprobar fácilmente si nos vamos a las primeras pruebas de choque.
En este vídeo comparativo se puede observar de un vistazo la evolución de los estándares de seguridad a lo largo de 20 años. La prueba de choque del desaparecido Rover 100 de 1997 junto a la de un Honda Jazz (con cinco estrellas, ¿han hecho trampa?), evidencia el por qué de su muerte. Los ocupantes jamás habrían sobrevivido, ni en un choque con menor solapamiento.
Nuevas pruebas a la vista
Según afirma Thatcham Research, desde que se implantaran estas pruebas de laboratorio se ha evitado la muerte de más de 182.000 personas en Reino Unido, así como la disminución en un 63% en la siniestralidad desde 1997. De esta manera, Euro NCAP apremia a los consumidores a comprar únicamente modelos con una puntuación de cinco estrellas. Ya os podéis olvidar del Ford Mustang.
Los nuevos test previstos para 2018 incluirán en su sistema de puntuación la efectividad del AEB nocturno para peatones (sistema de frenada de emergencia automática) y para ciclistas, el asistente de mantenimiento de carril y los choques por aproximación.
Desde los inicios, este organismo europeo ha valorado la seguridad de 629 coches. Las pruebas ya no se centran tanto en analizar el comportamiento del coche tras un impacto como de su capacidad para avisar al conductor y poder prevenirlo.
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