Cuanto más tiempo pasamos en la carretera en verano es más fácil que nos encontremos con un radar inesperado. Un dispositivo móvil colocado para controlar la velocidad en los desplazamientos estivales que nos ofrezca una multa de recuerdo.
Con 1.600 radares a cargo de la DGT controlando la velocidad en las carreteras españolas conviene hacer un repaso, así que vamos a repasar qué son los radares de trípode, dónde se colocan y cómo vigilan la velocidad en muchos casos sin que nos demos ni cuenta.
Radares de trípode
Soporte: instalaciones móviles sobre trípodes u otros soportes que fijen el cinemómetro a un elemento fijo.
Tipo de instalación: móvil, sobre elementos transportables. Los radares Velolaser de la DGT se pueden instalar directamente sobre viondas o carteles de señalización con una instalación mínima, bien mediante pinzas o incluso con ventosas.
Cuerpos que lo utilizan: desde la DGT en autopistas, autovías y carreteras convencionales hasta los cuerpos de policía local dentro de cada municipio.
Alcance: los radares Velolaser superan con creces a los habituales radares de trípode por su versatilidad. Actualmente son la referencia en radares móviles, siendo extremadamente compactos, autónomos (sin cableado) y con unas capacidades que igualan las de otros sistemas mucho más voluminosos.
Pueden captar la velocidad en un rango de hasta 50 metros sin requerir una calibración compleja, toman una fotografía y la envían mediante 3G/4G o WiFi al operador que puede situarse a un máximo de 50 metros. Pueden medir velocidades hasta 250 km/h.
Margen de error: el margen de error para los cinemómetros con una instalación móvil es del 7%.
Aplicaciones que pueden detectarlo: aquellos tramos donde se suelen ubicar los radares móviles suelen estar señalizados pero no garantizan su presencia ni su ubicación.
En cualquier caso los detectores o inhibidores de radar están prohibidos; los avisadores sí se pueden utilizar. Podemos recurrir a aplicaciones de conducción social como Waze que recogen las notificaciones de otros conductores avisando de un radar móvil, aunque la DGT se opone frontalmente al uso de estas aplicaciones.
Para aquellos que se decidan a usar inhibidores la sanción es de 6.000 euros y la retirada de seis puntos. Los detectores por su parte conllevan una sanción de 200 euros y la retirada de tres puntos del carnet.
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