La posición P de la palanca de cambios en una transmisión automática es la posición de aparcamiento, pero eso no quiere decir que con ella nos olvidemos del freno de mano.
Su uso excesivo puede provocar averías, así que hoy vamos a ver cómo usar correctamente la posición P, qué elementos mecánicos sufren y las consecuencias que pueden tener para la fiabilidad.
La posición P y el freno de mano son sistemas complementarios
La forma correcta para utilizar la posición P de la caja de cambios es sencilla. Detenemos el coche con el freno de servicio, accionamos el freno de estacionamiento y posteriormente colocamos la palanca en la posición P, de parking.
Esta posición coloca la caja de cambios en una posición de bloqueo para impedir que el coche se mueva en caso de que, al estar aparcado en una pendiente, el freno de estacionamiento pueda fallar, evitando que el coche se mueva de su posición.
La función de aparcamiento de la caja de cambios no siempre se utiliza de la manera apropiada, especialmente en un mercado como el nuestro en el que estamos abrazando ahora los coches automáticos, donde estamos heredando algunas malas prácticas que son comunes en Estados Unidos y que han dado lugar incluso a accidentes mortales.
Estamos hablando de utilizar la posición P de la caja de cambios como freno de mano, cuando no son funciones sinónimas: ambas deberían usarse al mismo tiempo y funcionar de manera complementaria. Es fácil de identificar este tipo de praxis: si vemos que un coche se aparca y al soltar el freno el vehículo se mueve longitudinalmente de forma leve hasta detenerse es que el conductor se ha limitado a usar la transmisión como freno de mano. Si el estacionamiento se realiza en una pendiente notable posiblemente también escuchemos un "clonk" proveniente de la caja de cambios.
Este efecto se consigue de manera mecánica con una pieza que se engrana adicionalmente sobre el eje secundario de la transmisión impidiendo su movimiento. Al utilizar el bloqueo de la caja de cambios estamos obligando a que sean estas dos piezas las que soporten todo el peso del coche.
Por poca que sea la pendiente, siempre habrá una fuerza que empuje los dientes del eje de la transmisión sobre la pieza que bloquea el giro de la misma. Si la pendiente es considerable, al arrancar el vehículo y pasar de la posición P a cualquiera de las otras posiciones (N, D o R) habrá que ejercer más fuerza de la cuenta sobre la palanca como consecuencia del peso que está recayendo sobre el bloqueo.
La consecuencia de este uso incorrecto de las posiciones de la caja de cambios repercuten en una pérdida de durabilidad en las piezas implicadas. Por un lado el bloqueo de la transmisión y las piezas que lo conforman se deterioran de manera prematura. Por otra parte la propia palanca de la caja de cambios y sus reenvíos también sufren bajo unas fuerzas para las que no están pensados.
En caso de avería de alguno de estos componentes estamos hablando de piezas que son relativamente asequibles, pero que por la complejidad de la propia caja de cambios requieren una ingente cantidad de horas de mano de obra para su sustitución lo que dispara el coste de una reparación que podría evitarse con un correcto uso.