En las conversaciones a pie de calle solemos escuchar el "y con las baterías de los coches eléctricos, ¿qué hacemos?". Esta misma pregunta llevan tiempo haciéndosela en Renault y casi desde que comenzaron con la fabricación de coches eléctricos están buscando soluciones.
Siene Alliance es una sociedad fruto de la unión entre Grupo Renault y Green Vision, dos empresas que se han unido para gestionar las baterías usadas y acaban de presentar el Black Swan: una embarcación 100% eléctrica impulsada por la energía de baterías de segunda vida.
Rutas de cero emisiones y dos horas por el Sena
El Black Swan es un barco de cero emisiones con una eslora de 8,8 metros cuyo propósito es realizar cruceros recreativos por el Sena. Su capacidad es para hasta ocho personas y la autonomía es suficiente para que sus ocupantes disfruten de travesías de unas dos horas.
A nivel mecánico el Black Swan es un barco dotado de dos motores de 10 kW con picos de 20 kW con dos sistemas eléctricos totalmente independientes y autónomos, con dos baterías por motor. Carece de ningún tipo de grupo electrógeno de apoyo y de motor de combustión auxiliar, por lo que sólo consume energía eléctrica para moverse sobre el agua.
Las cuatro baterías de iones de litio que se hallan en su interior se han tomado de automóviles de Renault, extirpadas de los coches y reacondicionadas para su nueva vida, quedando ubicadas de manera discreta y uniforme bajo los bancos laterales de la zona trasera. Están metidas en cuatro compartimentos de acero inoxidable que garantizan su estanqueidad.
Curiosamente, el peso de las baterías que utiliza el Black Swan está cifrado en 278 kg, un peso inferior al depósito de combustible lleno de carburante que utilizaba la versión anterior del barco. El tiempo estimado para una recarga completa es de 2-3 horas, aunque la marca no ha declarado con qué potencia de carga.
La cuestión del reciclaje de las baterías usadas
Y es que el uso creciente y exponencial del uso de baterías de iones de litio es una realidad. En 2018 según datos de Bloomberg se desecharon 55.000 paquetes de baterías, pero las estimaciones apuntan que esa cifra se multiplicará por seis en 2023.
Con las marcas volcándose en la movilidad eléctrica los cálculos indican que la mitad de los automóviles eléctricos en 2040 serán eléctricos, así que es necesario buscar soluciones viables, realistas y que sean asequibles para aprovechar los millones de paquetes que van a retirarse de la circulación.
Aparte de emplearse en vehículos que necesiten una demanda de energía menos exigente que aquella para la que fueron diseñadas, lo más sencillo es destinar estas baterías de segunda vida a la acumulación de energía procedente de fuentes renovables en hogares y establecimientos. De hecho Toyota ya ha cerrado un acuerdo con la cadena 7-Eleven para instalar sus baterías viejas como cumuladores para energía solar en sus tiendas de Japón, y también en domicilios. Nissan se ha comprometido a usar baterías recicladas en el LEAF, pero sólo en Japón de momento.
Entre tanto, ya hay proyectos de investigación enfocados en desmantelar las baterías y, utilizando técnicas centenarias de minería, separar los minerales (cobalto, litio y grafito) preservando su integridad funcional para poder volver a utilizarlos. Y además es un proceso barato.
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