Cuando bajas una marcha, el motor automáticamente da un pequeño acelerón haciendo la función de doble embrague. Esto ya ocurría en el SMG II del BMW M3 anterior, y sigue siendo uno de los aspectos más destacables del coche.
Circulando por autovía una vez más hay que estar atento para no sobrepasar con creces la velocidad legal establecida, y os aseguro que puedes llegar a ir a 200 kilómetros por hora con sensación de ir “lento”.
La estabilidad general en curvas rápidas es buena incluso llevando el control electrónico de la amortiguación EDC opcional (2.342 euros) en la posición más confortable de las tres disponibles.
En esta posición los amortiguadores premian sobre todo el confort de marcha, pero el bastidor del M3 se comporta tan bien que te permite entrar muy fuerte en las curvas.
Las otras posiciones se reservan para conducción deportiva, y hay que decir que la posición más dura, seleccionable a través del mando situado sobre la consola central a la derecha del asiento, debería usarse solo cuando vayamos realmente “al ataque”, ya que los amortiguadores se convierten en auténticas piedras con lo que la estabilidad queda asegurada, pero las reacciones extremas serán menos predecibles.
En curvas más ratoneras
Después de disfrutar del buen comportamiento del M3 en autovía, uno de los terrenos dónde los compradores lo utilizarán de forma más habitual, llegó el momento de tomar una salida y buscar algo más de diversión.
Como siempre las carreteras de curvas son el escenario perfecto para ver con qué nos puede sorprender el M3, y allí nos fuimos. Lo primero que notamos cuando empezamos a rodar en carreteras más reviradas con el M3, es lo liviano que se muestra el conjunto.
El BMW M3 se ha concebido para buscar un peso contenido, algo que en BMW saben hacer muy bien tal y como demostraron con el M3 CSL de la anterior generación. Así el motor V8 es 15 kilos más ligero que el anterior seis cilindros en línea. Por eso los paragolpes delanteros y traseros, así como la chapa abatible que separa el habitáculo del maletero se han aligerado al máximo para reducir los pesos suspendidos.
Este peso contenido se nota mucho a la entrada de las curvas sobre todo, incluso cuando llegamos a un ritmo alto. El M3 se detiene fácil gracias a los potentes frenos delanteros, que tienen 360 milímetros de diámetro por 30 de ancho. Estos están perforados para conseguir una óptima refrigeración, y la verdad que no conseguimos que desfalleciesen a pesar de que les hicimos trabajar bastante.
Para equilibrar el sistema, en el eje trasero los discos son de 350 milímetros de diámetro y 24 de ancho, completando un conjunto que podemos considerar auténticamente “de carreras”, aunque siempre habrá alguno que decida cambiarlos por otros mayores como he visto en muchos E46.
El M3 hace 0 a 100 kilómetros por hora en solo 4,8 segundos, y como en todos los BMW la velocidad máxima está autolimitada a 250 kilómetros por hora. Las prestaciones se dejan notar a cada movimiento del acelerador, y lo que más me gustó del gran V8 es su capacidad de recuperación a casi cualquier régimen.
Saliendo de las curvas la trasera tiende a insinuarse, pero solo si pisamos con demasiado ímpetu el pedal del acelerador. El control de tracción se encarga de solucionar el posible problema, pero no es nada intrusivo excepto cuando rodamos en mojado, que se deja notar más.
MDrive, un extra de 1.911 euros
Un apartado aparte tiene que tener el MDrive. Este sistema permite configurar el coche en varios parámetros que se activarán pulsando el botón M situado en la parte derecha del volante.
El MDrive puede hacer que, pulsando una sola tecla, empecemos a rodar sin control de estabilidad DSC, con las suspensiones en su configuración más dura y con la servodirección con más o menos asistencia (“normal” o “sport”). Es como abrir la caja de los truenos… o como comprar la entrada para el parque de atracciones más divertido.
Con el MDrive también la unidad de control del motor se puede situar en cualquiera de los tres programas disponibles. Así se modifica la posición de las mariposas en los tubos de admisión y otros parámetros, que modifican de forma notable la respuesta del motor.
“Jugando” con el MDrive podemos conseguir la configuración idónea para cada situación. Yo decidí configurar todos los parámetros antes de entrar una divertida zona de curvas que conocía, con buen asfalto y un ancho de carretera considerable.
Mi configuración no fue la más radical, que desconecta el DSC por completo, porque creo que para eso hay que tener las manos como las de Tiff Needell, y creo que no es el caso.
DSC en modo “sport”, EDC en la posición más dura y la dirección también en modo deportivo. Salí a probar como cambiaba el comportamiento del coche, y la verdad que fue impresionante lo que sentí durante ese tramo de unos 10 kilómetros.
El M3 cambió su carácter por completo. Ahora a la salida de las curvas sí o sí había que pisar con ganas el acelerador, era algo que me pedía mi cuerpo después de comprobar en la segunda curva de derechas como la trasera del coche te permitía derrapar de forma controlada, retrasando mucho la entrada del control de estabilidad.
Así hasta alguien que apenas tenga experiencia en esto del contravolante puede disfrutar de unas derrapadas muy divertidas, dejando las ruedas ligeramente marcadas en el asfalto.
El M3 se muestra fácil de llevar rápido, pero ojo, no debemos confiarnos. Siempre que rodemos en esta configuración tenemos que estar bien atentos a la posición de las manos, ya que en caso de no “quitar rosca” cuando el culo tiende a irse, el morro tenderá rápidamente a irse hacia el interior de la curva.
Y os aseguro que con 420 caballos bajo el pie derecho las cosas pueden ocurrir mucho antes de lo que uno llega a pensar.
Los 10 kilómetros de curvas fueron todo disfrute para mi, y puedo admitir que con pocos coches me lo he pasado tan bien y he sentido tanta confianza como con el M3.
Hemos hablado de prestaciones, de comportamiento en curvas pero todavía no hemos dicho nada de los consumos. Aunque soy de los que considera que este tipo de detalles pasan a un plano secundario en coches deportivos, creo que los consumos del M3 se merecen una mención.
Esta merecida mención viene por lo contenidos que me parecieron los consumos para lo que ofrece el motor…